(La postal va dirigida a Isabel Nuñez, su blog es: http://isabelnunez-zbelnu.blogspot.mx/
Si escribes mujer, lo sabes tanto como yo: escribes para dar
cuerpo a tus Libros de Futuro porque el Amor te dicta tus nuevas génesis. No
para llenar el abismo, sino para amarte hasta el fondo de tus abismos…
Léeme–lámeme, escríbeme el amor. Ella no se pone en abismo para saturar la
abertura temida; ella celebra sus abismos, los quiere abiertos, desea su
sin-fondo, su promesa: nunca nos colmarás, nunca te faltará el buen vértigo;
para tu hambre nuestros sexos sin fin, nuestras diferencias.
Eso escribía la propia
Hélène Cixous:
Escribir: para no dejarle el lugar al muerto para hacer
retroceder al olvido, para no dejarse sorprender jamás por el abismo.
En otra parte ella dirá:
Locas: las que son obligadas a re-hacer acto de nacimiento
todos los días. Pienso: nada me está dado. No he nacido de una vez para
siempre. Escribir, soñar, parirse, ser yo misma mi hija de cada día. Afirmación
de una fuerza interior capaz de mirar la vida sin morirse de miedo, y sobre
todo de mirarse uno mismo, como si fueras a la vez de otro, –indispensable
para el amor –y nada más ni menos que yo.
La llegada a la escritura, así se titula un pequeñísimo
libro editado por Amorrortu. Un fuego que ha horado sus propias páginas hasta
convertirlas en pequeños pedazos de ceniza encendida; de fuego olvidado pero
vivo.
Yo sólo tenía la «mala» razón, no era una razón, era una pasión,
algo inconfesable, –e inquietante, un rasgo de la violencia que me afligía. Yo
no «quería» escribir. ¿Cómo habría podido «quererlo»? […]
[…]Pero había locura. Escritura en el aire a mi alrededor. Siempre
próxima, embriagadora, invisible, inaccesible. ¡Escribir me atraviesa![…]
Cioran dijo infinidad de veces que un libro debería ser una
bofetada y además, que un lector, debe considerarse tal hasta no haber releído
los textos.
…pues eso hago yo… releer a Hélène nueva mente, volver sobre
mis lecturas, para descubrirlas distintas, encendidas y palpitantes. Seres de
vida misteriosa, cuya existencia se enciende, como el sexo femenino, al
contacto de los ojos que virtuosos invasores acarician de nuevo el profundo
significante del texto.
Entre las letras, las palabras, los párrafos y las paginas
de esté texto voy como antes sorprendiéndome, ya no sólo con las ideas
expresadas, con la conversación dice Proust de una mujer honesta, por que eso
es la lectura; … la conversación que uno tiene con los hombre y las mujeres más
honestos del pasado… (parafraseando a Proust) sino con mis propias anotaciones.
Bendita escritura que deja la huella legible de los
pensamientos…
Eso es este, como dije antes, pequeñísimo texto; un poema de
prosa libre y sobre todo de libre escritura, una suerte de viaje al pensamiento
de tan fabulosa escritora. Hélène
muestra en un pequeño recorrido aquello que tan amorosamente ha
trabajado y lo muestra gracias a que escribe acerca la escritura y sobre su
propia escritura (Amar: conservar vivo: nombrar. …nos dice…)… sobre sus
condiciones, sobre la de los
demás.
Un pequeño ratón de los libros es este texto, cuya riqueza
sobre el origen de la lengua que fluye femenina y que se detiene para dilucidar
su origen, sus movimientos y sobre todo a decir femenino sus palabras ganadas, conquistadas y dadas en
ofrenda.