jueves, 8 de diciembre de 2011

Cartas gitanas





Me declaro básicamente escéptica de la magia, la santería, las limpias, los males, las energías, los milagros, las lecturas de café, caracoles, manos y sobre todo las cartas. Pero si negara plenamente todo esto mi vida sería aburrida y parca. A veces se cree más por sugestión que por fe y eso es, aunque se den muchos argumentos, una razón para guardar la posibilidad del asombro. ¿Cuántas veces no dejamos todo a la suerte o confiamos en que "un milagro" puede ocurrir? Quizá todo esto no pueda ser discutido tan burdamente como lo hago ahora, pero, para jugar a ver que nos depara el futuro, soñamos, imaginamos, conjeturamos y como hace días hice; me subí al barco de la fantasía a ver si entre cartas gitanas me decían algo. Sorpresa!!!, todo solía encajar, habían buenas y malas noticia; no voy a morir, no por ahora, no voy a enfermar. El encanto del futuro es que puede ser interpretativo, divertido, angustiante. Yo prefiero seguir ignorándolo, pero vaya que hay algo mágico en la lectura de cartas, ¿será mi sugestión, o el juego que la incertidumbre y la duda lo que me lleva a volver a hacer mi pregunta secreta y tirar esas cartas para imaginar que pueden predecir algo? 

El pez dorado



Los alaridos, de cuyas suertes no han sido en lo más mínimo afortunadas; deciden tomar lo poco que no les es arrebatado, su vos, su cuerpo, moverse entre las cadenas, un poco la cadera, luego el contoneo se convierte en ritmo, en la dulzura que destilan sus cuerpos; única propiedad, y eso aveces; porque como dijo Chavela Vargas en alguna entrevista y refiriendo a sus días de aventura y escasez de dinero; "a veces un taco con sal, pero había a veces que ni a veces había"
La pieza que les dejaré no la descubrí sino a través de la lectura que hice; El pez dorado, de J.M.G. Le Cléizo. Novela que me aventuro a recomendar. Hace tiempo que la leí, pero no es hasta hoy que separada de la sensación de correr a lado de Laila, el personaje que narra su historia; una niña que fue robada y alejada de su lugar de origen y de sus padres sin ninguna explicación, vendida, comprada y después perseguida, refugiada en una casa para "princesas" y al final un viaje a París; es que puedo escuchar black is the colour of my true love´ s hair.
Así como Laila y otros tantos no-personajes que podemos ver por las calles, hombres de carne y hueso (ya lo diría Unamuno "...hombres de carne y hueso, hombres que nacen, sufren, y, aunque no quieran morir mueren...") que desterrados de su vida, de sus orígenes; voluntariamente o a la fuerza dejan atrás su historia y la de su comunidad y familia. Hombres y mujeres que podemos ver entre los vagones atestados de gente en el metro o deambulando por las calles. Pequeños corriendo por las plazas publicas u hombres "haciendo lo que pueden", cargando, colocados en alguna actividad o regenteados para ser sino ingenuos y tristes soldados rasos de un alguna "sociedad u organización" que en el mejor de los casos sólo los adquieran con una suerte de empleados "libres" y no de esclavos. Es así que llego a admirar ese gesto dulce de Laila, escuchar música, para refugiarse.

"Cuando llegaba por la cañería del pasillo y oía el redoble de los tambores, me daban escalofríos. Era un sonido mágico. No podía resistirme a él. Hubiera atravesado el mar y el desierto atraída por esa música."

Con esto no quiero referir que la movilidad de los hombres de lugar sea un gesto de abandono u algo temiblemente equivoco. Quizá todos los que vivimos fuera del lugar de nacimiento de nuestros padres o los nuestros, estamos bastante acostumbrados al cambio; que por cierto no son tan escasos dichas historias. Sino que ya todo irse es en alguna medida provocador de tristeza incluso en el mejor de los casos, pero como bien sabemos hay quienes no se les da ninguna posibilidad como en el caso de Laila, su partida a los 6 años no es una decisión sino una fuerza que la arranca del su entorno.

miércoles, 3 de agosto de 2011

El tiempo

Qué desgracia saber tu nombre aunque ya no conozca tu rostro mañana, el rostro que dejamos de ver un día se dedicará a traicionarse y a traicionarnos en el tiempo que le pertenece y le queda, irá apartándose de la imagen en que lo fijamos para llevar su propia vida en nuestra voluntaria o desdichada ausencia. 

Javier Marías 



Me emociona pensar en la idea que Marías nos da en sus libros, una negra espalda del tiempo que discurre en ciertos momentos y con ciertos fenómenos .

martes, 19 de julio de 2011

Deformidades nocturnas

Continuidad, sobre valoración del progreso. Los resultados de la abundancia parecen dibujarse... Mi fracaso constituye haber olvidado para donde iría y por qué. 


Hace días logré ver un poco de un documental en la televisión, trataba (por lo menos la parte que pude ver) sobre las contradicciones que producía el exceso de confort en un país como Japón. Hablaban que en países como ese, todo el año hay flores, que no era raro salir a comprar unas hermosas flores a un supermercado en invierno, nada había de sorprendente, incluso en mi país es común, los invernaderos hacen semejante hazaña y nada parece ser malo, es un producto "natural" y de una belleza formidable... eso parece ser un bonito cuadro de progreso... lo que se cuestionaba entonces era averiguar si el dulce detalle de regalar unas hermosas flores en diciembre no tenía un rostro oscuro. 
Pues si, sí lo tiene y no es nada bello, todo indica (las imágenes estaban frente a mi) que en un país africano se cultivaban gran parte de esas hermosas flores, gigantescos invernaderos a un costado de un lago, que antes era cristalino según lugareños, de abundante pesca. Ahora verdoso, disminuyendo, y en todo hay pequeñas aristas que hacen el criterio complejo, por un lado, estos invernaderos hacen posible la obtención de flores por todo el año, ofrecen trabajo a muchas personas y si pensamos que el país cuenta con pocas oportunidades laborales, ser empleado de esté lugar significa un ingreso fijo por lo menos; y sin embargo toda esa linda imagen contrasta con la catástrofe ecológica en la que se mantiene el lago en constante disminución, contaminado y saqueado por bombas, además de los peligros que corren todos los trabajadores expuestos a fertilizantes. Todo esto, para poder tener todos los días del año un hermoso ramo de flores. 
Contradictorio, sí, absurdo, no siempre, es sólo un ejemplo sin duda, pero ahora que lo pensaba alguna vez leí si mal no recuerdo en Judith Butler, las mujeres para ser "libres e independientes" poder "salir de la dinámica del hogar únicamente" lograron hacerlo sólo en la medida en que otras mujeres cuidaban a sus hijos, es decir, para quienes la libertad económica primordialmente, aunque no solamente es no un sueño sino un derecho, para otros, no los lejanos habitantes de un país africano trabajando por salarios irrisorios, sino aquellas mujeres que saludan antes de irse al trabajo y las que las sustituyen en la casa no es sino un "derecho" relativo. No estoy aquí juzgando, sino reflexionando las múltiples contradicciones que la dinámica social actual lleva acabo. A veces disfrazada de un fabuloso progreso en pro de las mujeres, otras, es sólo un gesto a penas perceptible en la compra semanal, y en otros casos ni lo imaginamos. ¿Responsables, víctimas?

jueves, 14 de julio de 2011

Niebla, Unamuno

Hace varios meses me recomendaron está obra, la adquirí, pero como suele pasar, tengo tantos libros en espera; algunos los comienzo, pero no ven el día en que los pueda terminar. En ocasiones vuelvo a ellos y terminan por encantarme como la primera vez no lo hicieron. Es una forma fantástica, una expresión del azar, las formas y el animo, todo un conjuro de increíbles coincidencia, de injustas aficiones y de ideas entrecruzadas; resultan en el ensueño que atrapa al lector, que se deja devorar por las palabras que le escriben, como Blanchot lo describiría perfectamente. 
Aquí un par de citas, un indicio, para que ustedes se dejen devorar por el texto si así lo prefieren. Visitar un abismo y tocar la niebla sin mirar, sólo sentir.

-¿Ves? Ya te vas curando: ya empiezas a devorarte. Lo prueba está pregunta- ¡Ser o no ser!..., que dijo Hamlet, uno de los que inventaron a Shakespeare.


Dios, cuando no sabe que hacer con nosotros, nos mata.

jueves, 26 de mayo de 2011

Ciudades... 2 (creo, jajaja)

Guillaume corpart Muller
Ciudades Eclécticas, Nueva York



En esa oportunidad de sumergirse en ciudades, de disfrutarlas, en sus ruinas y su esplendor. Hay algo de inaprensible es ellas. Vivirlas es sólo una metáfora, pero decir; conocerlas y no agotarlas, sino agotarse de conocerlas. Está imagen me encanto, se las dejo.

miércoles, 25 de mayo de 2011

mensaje sin destinatario... 1

Ya no supe si tu número seguia siendo el mismo, tampoco si lo leíste por consiguiente, si eras tú el que leyó un mensaje sin contenido, apenas unas palabras hiladas. No había ni fondo ni superficie para nada, pero me preocupa que no llegará. La muestra de la inquietud que dejan viejos ayeres. Te contaba mi noche de vértigo negroide, con luces de amarillo deslumbrante. La brisa y la felicidad de subir en la bicicleta de noche, y darle hasta sentir el movimiento sin tregua. El cuerpo respondió como hace tiempo no lo hacia. ¿Qué más querías que te contará?, si la felicidad que me embargó me acompaño a la cama.


Deja pistas si quieres, deja número y dibujos, partiré a recoger pasadores está noche, si mañana regreso, podré leerte si el mensaje llega, si tu llegas de una ciudad o te quedas en ella. 

domingo, 15 de mayo de 2011

El país de las últimas cosas...

Cuando comencé a leer "El país de las ultimas cosas", no pude sino despegarme de él hasta que lo había terminado. Dejando un poco de lado que Paul Auster tiene un estilo que me parece de lo más ameno, de lo más certero y fluido, la historia de esté nuevo relato, me había seducido en gran medida por todo lo que sucedía dentro y fuera de mi. Por las tardes los noticieros pregonaban varios hallazgos, la entonces, muy cercana muerte de "hijo de un intelectual mexicano" hacia eco por todos lados. "Las ultimas cosas" removieron ese suelo tan agitado, yo misma me cubría de especulaciones no sólo de índole social, también mis propios achaques personales retumbaban en esos días. Entonces seguí de cerca las palabras de ese "país de lo ultimo", ahí había inexplicablemente un relato tan cercano pero que era "vivificado" literariamente, la imaginación había dado para ello, para imaginar que sería de un país en la ruina, que seria de aquellos que se habrían quedado, o como los personajes, que llegaran a ese terrible sitio. Esa es la historia visible, la del trasfondo si algo así se pudiera decir (me lo he permitido), fluye en los huecos, en las imágenes que se despliegan, yo veía esos hombres correr, los "corredores" pronto caerían agotados por el esfuerzo, y los "saltadores" habían dejado de respirar frente a mi. Sí, otros tantos corrían a morir plácidamente en las clínicas de eutanasia, y yo seguía todos esos sucesos preguntando, si no soy yo quién vive en ese "país". No todo lo que entonces pensé lo dejaré aquí, hay sucesos que me reservo, porque nada sino a mi me pertenecen. Lo que si dejaré son dos citas que he recogido de mi lectura. Increíblemente casi siempre somos lo "ultimo" o casi siempre lo estamos siendo, pues todo aquello que narramos será por suerte  (por desgracia para algunos) lo último que nos toque...  así pues, si las múltiples derrotas de estos meses no serás las "últimas" para mi , pero si las últimas de mis ya pasados 24 años, la últimas siempre dan pie a las nuevas, aquellas que sigo desconociendo pero auguro terribles, jajaja, no es pesimismo, mero hastío irónico...


Yo no soy más inmune que los demás ante esta enfermedad y sin duda tengo muchas de estas zonas en blanco. Después de todo, la memoria no es un acto voluntario, es algo que ocurre a pesar de uno mismo. y cuando todo cambia permanentemente, es inevitable que la mente falle, que los recuerdos se escapen.


...aquí nada es tan frágil como el corazón. 

viernes, 13 de mayo de 2011

Miscelánea de gritos...

Es cierto... hacía falta tan poco... 


Desde hace meses pensé: no importa cuanto quiera dar, no importa todo lo que ofrezca... no podrá dar lo que quiero.

Yo ofendida yo burlada,
quedé triste, quedé loca,
quedé muerta, quedé yo,
que es decir que quedó toda
la confusión del infierno
cifrada en mi Babilonia
                                Calderón de la Barca, la vida es sueño.

ahhhmmmm

Si pudiera amarte te amaría.
De ser posible me habrías importado a penas unos días
No puedo, ni pude ignorar...
Es es la verdad, no hay lamentaciones, es claro, no pude no esperar palabras, no pude no hervir del coraje, no pude silenciarme, ni pude no entristecer...
Pero que le voy hacer, si todo sigue, yo sigo acá, ya sin esperar, pero sigo, sin tratar de olvidar, sólo ignorando... Es tan poco lo que queda, que apenas y lo noto, pero aquellos arrebatos de orgullo y pesadumbre vendrán a visitarme... No encuentro la mejor forma de explicar lo que sucede, porque apenas si sucede algo en concreto.
Torbellinos...

sábado, 5 de marzo de 2011

Fantasías de noche


Es cierto que yo no recuerdo “días tan memorables” como, los que entre los textos aparece, bastamente. No repetidas, pero si,  hasta cierto punto comunes. Eso supondría que esos “momentos” suceden, si bien desapercibidos por mi mente y mis ojos. 
Si ello es en cierta medida cierto, ¿cuántos de estos momentos no habrán pasado frente a mi sin ser notados? Podría lamentarme de un descuido tan grande, pero lo cierto es, que confío, en que dichos momentos de “sublime develamiento” quedarán impresos en mi de alguna forma.  Quizá fantaseando un poco y haciendo un esfuerzo, logré descubrir algunos. Recuerdos impresos que expliquen pedregosamente mi presente. La constitución de lo que soy, pero dicha posibilidad ha sido creada por un deseo entre sueños. Cierto es, que no seré yo quién de con velas tan prodigiosas. Ni lo será nadie más, me temo. Incluso frente a tan desalentadora imagen, me niego a creerla, y parto de mis fantasías a buscar pedazos de inolvidables encuentro, sucesos, momentos. Darle una deformada cara a este presente mío. No engañándome, sino extrayendo de la profunda y equivoca memoria mía, conjeturas. Surgirá la idea, de esos escombros, no lo dudo.
Todo esto, deberá no ser pieza fundamental, sino explicativa.
La búsqueda no será sujeta a  capricho, ni a la obsesión; un interés concreto, adivinar a penas, como si de magia se tratará mi constitución. Tarea que nunca se limita a mi, sino a una fluidez de tiempo y encuentros.
Ahí recae mi reflexión o el intento de ella, en una búsqueda, que limita sus pretensiones y gusta del placer de emprenderla. Atenida al fracaso posible, alentadora buscando pequeños logros. Búsqueda de años, aventura si bien atada a cierta necedad… a fin de no perderla, aunque perdiéndome, una vez más. Construcción de carácter infinito, pues en la búsqueda misma, se crean los pasajes más oscuros y se libra una suerte de dialéctica. Sin resultar, ni conocer finales, hasta que se encuentra con él y se conoce todo al perderlo.  

domingo, 13 de febrero de 2011

Una espera evaporizada


Edward Hopper 

Surge en el pasillo una sombra, muy tenue, apenas perceptible bajo la luz del ventanal. Sin duda algo se ha movido. No logras ubicar si fue un pequeño ratón o un elefante en casa, no importa, nada de eso es posible, hace poco la administración del edificio ha llevado una exterminación de aquellos roedores. Te preguntas una vez más que podría haber sido, estás sola, en tu departamento, la luz de la tarde llena a raudales las ventanas, no deben ser más de las 4 de la tarde. Sigues a esa imaginaria sombra al final del pasillo, abres la puerta, la habitación de tu hermana con la que compartes el lugar. Nadie, no hay sombras, no hay ratones ni elefantes. Regresas a la sala, cierras las cortinas y preparas café. De nuevo hojeas la revista, te detienes en las mismas imágenes de aquella bella actriz norteamericana. Es la misma revista que hojeas siempre, tiene más de 7 meses rotando los sillones de la sala.   Hace 7 meses que matando tiempo para una cita has paseado por lo estantes de revistas, justo cuando esperabas olvidar el nuevo escándalo de esa pseudo cantante de “pop” te percatas, de que, entre otras cosas hay un articulo de aquella actriz que siempre te ha parecido hermosa, una sesión de fotos y una entrevista extensa. Lo hojeas, te parece más que hermosa, mucho más, no piensas en si comprar aquella revista sea un gasto innecesario, sólo lo haces. Así es como esa revista ahora forma parte de la decoración de la sala.
Una tarde tediosa y poco afanosa, tienes muchos pendientes; reseñas que escribir, libros que consultar y llamadas por hacer, todo con carácter de postergables, un mañana se enuncia en tu mente, mientras hojeas con desden la revista. Levantas la mirada, te incorporas y te diriges a la ventana. Mueves con tus pequeños dedos las cortinas, te asomas al exterior, la tarde va cayendo, no alcanzas a ver mucho, el edificio donde vives está en una calle secundaria, lejos del ruidosos trafico,oculto entre casas privadas y la tiendita del lado derecho frente a la acera. El 5 piso es un lugar con altura, en la zona, pero nada más que azoteas llenas de chuches inservibles, de tendederos y tinacos. La vista deja mucho que desear. Enfocándote en la calle, ves pasar a unos muchachitos corriendo, una mujer con rostro de enfado apurando el paso. Te quedas ahí, en la mera contemplación. Segura de no ver a nadie decides abrir la ventana, siempre ha sido así, por la tarde cuando no tienes que acudir a dar clases, puedes quedarte a ver caer la tarde, aún con la bata y sin el baño de la mañana. Contemplado como se sucede los incidentes, las sombras que penetran y se apoderan de los muebles. No buscas nada, es un estar fijado, no piensas detenidamente, sólo el pasar el tiempo y las sombras que van poblando la habitación, acompañan tu tarde desolada.

Mon

domingo, 6 de febrero de 2011


La única forma que hoy imagino para amar. Duras lo ha descrito de manera fabulosa. 

Con todo así pudo usted vivir este amor de la única forma posible para usted, perdiéndolo antes de que se diera.

Duras

martes, 1 de febrero de 2011

Hospitales del viejo año...


Se pasea en los parques, las calles, incluso en los panteones, pero, ¿en los hospitales? No ahí no se pasea. Se está por casualidad o por desgracias, esperando. Con mejor suerte sólo una consulta o un pequeño incidente. Mientras se espera, se observa el ir y venir de otros tantos desgraciados. Aquí la imagen de aquellos días en esos pasillos largos y atestados de niños y madres lacerados.

–El flujo de madres bajo ese sol reacio y enorme que acicala sus hombros, que pese a ello no las debilita en fuerza y tenacidad.  Van sorteando las preocupaciones y los lamentos. Allá van ellas cargando a cuestas a sus engendros, extensiones de sus cuerpos. Cosas diminutas. Apenas si se mueven entre sus brazos maternos.
Ellas llegan tristes y quejumbrosas a ese largo pasillo, al enorme conjunto de habitaciones y salas de espera.
En aquellos ojos bañados de luz y llanto no hay tristeza, sino la profunda indiferencia de racionalizar el dolor; gritan, lloran con lagrimas visibles y sin pudor, lloran sus cuerpos que es lo único que comprenden. Allá duele, allá, en esos brazos que los sostiene y en sus diminutos cuerpos. Dulces engendros heridos. Temen morir o estar muriendo, sin saber lo que es “temer”. Pequeñas criaturas, algunas desprovistas aún del lenguaje, reducidos a la mirada perdida y a los lamentos incomprensibles.
Pasillos inmensamente largos, inmensamente callados. Un eco de alegría o uno de dolor. Ahí todos los sonidos taladran el cuerpo, excepto el júbilo propio de ya no  tener que seguir ahí. ­­­–

martes, 11 de enero de 2011

...estallé en un llanto analfabeta.



¡Oh noche!
Van creciendo los arroyos
que en el sueño desembocan.
Ya se me cierran los ojos.
En medio de la noche
alguien se ahoga.

                                    Fragmento, Insomnio, Tsvietáieva.

Asomar a penas las narices a esa monstruosa realidad en la que me hayo perdida y ciega. Absurda forma de pasar días con un ajetreo que me parece vil y pueril.  Atediada en menesteres burdos. La suma de pequeños incidentes, la ritualidad en la que me veo obligada a pasar estos días. Sonreír a penas y deja ecos.