lunes, 15 de noviembre de 2010

A los "aniversarios malditos"



La canción es divina, la voz de Chavela una maravilla.
Pensé en tantas canciones, pero está parecía adecuada, hay algo de verdad y mucho de mentira. Un rincón del alma para los recuerdos gratos otro para las desdichas...

jueves, 11 de noviembre de 2010

Justificaciones...

La necesidad de este libro se sustenta en la consideración siguiente: el discurso amoroso es hoy de una extrema soledad. Es un discurso tal vez hablado por miles de personas (¿quién lo sabe?), pero al que nadie sostiene; está completamente abandonado por los lenguajes circundantes: o ignorado, o despreciado, o escarnecido por ellos, separado no solamente del poder sino también de sus mecanismos (ciencias, conocimientos, artes). Cuando un discurso es de tal modo arrastrado por su propia fuerza en la deriva de lo inactual, deportado fuera de toda gregariedad, no le queda más que ser el lugar, por exiguo que sea, de una afirmación. Esta afirmación es, en suma, el tema del libro que comienza.


Ronald Barthes, Fragmentos de un discurso amoroso.

La cita, la anterior entrada y el vuelco sobre el blog, tienen sus porqués, no es casualidad que escriba en estas fechas. Como rayo fulgurante, desciende el inconsciente y esclarece sólo para empañar los recuerdos y las certezas. La simple certeza, todo le pertenece al pasado y no más búsquedas en el baúl. 

La locuela



Locuela. Esta palabra, sacada de Ignacio de Loyola, designa el flujo de palabras a través del cual el sujeto argumenta incansablemente en su cabeza los efectos de una herida o las consecuencias de una conducta: forma enfática del "discursear" amoroso.


Roland Barthes, Fragmentos de un discurso amoroso.


Si alguien nos soñara juntos, nos encontraríamos. 


Marina Tsvietáieva, correspondencia.


Bajo los infortunios de la codicia, temo desear tanto aquello que me ha sido negado. Busco la mano, esa mano invisible, y encuentro sino formas viejas, sabias de luz inagotable, pero de piel desgastada, sin el calor de la bondadosa primavera. 
Busco fragancias. Piel aromática que arrastre mi cuerpo contra esos ojos dormidos. Ahí yace mi deseo distendido en sus ansias. Negando esas manos que se le entregan, y arrojando miserias al destino. No quiero perderme de nuevo, reuso hacerlo por tú nombre, dibujado apenas con pintura, sobre el grabado de aquel hombre muerto.
Golpeo furtivamente la puerta, la desgarro con mis manos que parecen cada vez más pequeñas. Apenas y puedo recordar el ritmo de tú resuello, en aquellas noches de placido goce. Quiero el abrigo de entonces. No te busco, no lo haré, tendrías que llegar solo y abrirme. Agoto mi sueño para esperar… suena el despertador con voz estruendosa. Es hora de despertar…

viernes, 5 de noviembre de 2010

Leyendo la correspondencia de Musia



De nuevo leo correspondencia, y vuelvo a experimentar la sensación de saciedad, mi curiosidad va siendo apagada en cada línea. Se cuentan las "miserias cotidianas" con una profundidad envidiable. Entre Rilke y Marina Tsvietáieva hay una correspondencia fervorosa y apasionada. 


R. M. Rilke- M. Tsvietáieva
Val- Mont, Glion sur Territet (Vaud)
Suiza
17 de mayo de 1926


–Marina, gracias por el mundo...


De Rilke un poema de su libro; El libro de las horas

Soy yo, ¿no escuchas ya, tú, tan miedoso,
cómo me estrello en ti con todos mis sentidos?
Mis sentimientos, que encontraron alas,
circundan de blancura tu gran rostro.
¿No ves el alma mía, qué cerca está de ti,
en traje de silencio?
¿Acaso no madura mi plegaria de mayo,
en tu mirada, como sobre un árbol?


Si eres tú el soñador, yo soy tu dueño.
Si quieres vigilar, yo soy tu voluntad,
y me hago poderoso sobre magnificencias
y hasta me redondeo como estelar silencio
sobre la gran ciudad, peregrina, del tiempo.

lunes, 1 de noviembre de 2010

MICTLANTECUHTLI




-¿Y tu alma? ¿Dónde crees que haya ido?
-Debe andar vagando por la tierra como tantas otras; buscando vivos que recen por ella. Tal vez me odie por el mal trato que le di; pero eso ya no me preocupa. He descansado del vicio de sus remordimientos. Me amargaba hasta lo poco que comía, y me hacía insoportables las noches llenándomelas de pensamientos intranquilos con figuras de condenados y cosas de ésas. Cuando me senté a morir, ella me rogó que me levantara y que siguiera arrastrando la vida, como si esperara todavía algún milagro que me limpiara de culpas. Ni siquiera hice el intento:”Allí se acaba el camino –le dije-. Ya no me quedan fuerzas para más.” Y abrí la boca para que se fuera. Y se fue. Sentí cuando cayó en mis manos el hilito de sangre con que estaba amarrada a mi corazón.


Pedro Páramo, Juan Rulfo



Otra ofrenda para los muertitos, otro día para pensar en ellos, en nuestras propias muertes, las chiquitas y las grandotas. Un salud para los que se fueron y otro para los que se quedaron esperando, irse junto con ellos. Por las derrotas y las desdichas, por los recuerdos. 
Pensar la muerte, cada día más cliché, más a moda que a "tradición". Ya no quiero ir a ver las ofrendas asediadas, multitudinarias; foto acá, foto allá, muy mono todo. ¡¡¡¡¡¡Patrañas!!!!!, ahora resulta que a todos les gusta el olor a cempazúchitl, uy que rico el pan de muerto!!! Así ni como defender mi propio agrado al día. Por eso ya no me agrada esté "día de muertos", en lo que se ha ido convirtiendo, me agradará cuando deje de ser "in" y sea de mal gusto. La muerte es horrible, y si la festejamos no es porque nos atraiga, sino por que nos da miedo. Me gusta porque hace patente todo lo que he perdido, las tragedias, las historias de mi niñez; enclavada en aquel pueblo lleno de mujeres susurrando cantos formidablemente tristes. 
Ya puse mi ofrenda, por si acaso, por si vienen y tiene sed y hambre. Ya fui a ver la megaofrenda de CU y descarte la idea de ir a ver las del Zócalo, con una peregrinación de curiosos tengo, gracias. Debería ir a ver a mi abuela, a rezar junto con ella por sus hijos que hace tanto murieron y a ella le siguen doliendo. Ir a casa de ese tío abuelo y sentir escalofríos al ver su fotografía amarillenta, recordar por un instante imágenes borrosas de sus manos pequeñas, con esos dientes blancos preguntando; -¿no quieres más hija? 


Para otro dato contradictorio; quería una foto con la catrina, muy linda y fielmente vestida. La verdad yo quería un tamal de dulce, y pan de muerto, los ojitos de preferencia, escuchar música tradicional, ver las veladoras y oler el copal. No hay manera de describir como esos detalles me conmueven. Cómo quisiera estar de nuevo allá junto a mi abuela, para que que me explicara que esperar a los muertos es rezarle todos los días antes de salir de casa y ponerles agua porque vienen cansados de su viaje. El 1 de noviembre sus hijos vuelven a estar a su lado y ella les pide perdón y ellos le perdonan. -Porque tus tíos eran muy pequeños cuando murieron. (Yo apenas y entendía que mis tíos podían ser unos bebés cuando murieron y que aún así fueran mis tíos) 



jueves, 14 de octubre de 2010

Vivo con la esperanza... El libro de las ilusiones.


Todos queremos creer en lo imposible, supongo, convencernos de que pueden ocurrir milagros.

Lo que importa no es la habilidad para evitar los problemas, sino la manera en que se enfrenta uno a ellos cuando se presentan.

Sólo había transcurrido año y medio, y quería seguir guardando luto. Lo único que necesitaba era otro proyecto en que trabajar, otro mar donde ahogarme.

No es casualidad que haya dedicado años a la cuestión de Rimbaud. Usted comprende lo que significa volver la espalda a algo.

Piedra azul. Héctor ya había visto esa piedra, y sabía que no existía, que la vida que iban a crear para ellos se basaba en una ilusión.

Fragmentos de El libro de las ilusiones.

Hace un par de semanas que no subo entradas al blog, esto se debe en gran parte a que me encuentro cansada; no de escribir, ni de leer, sino de los sucesos que han ido aconteciendo. Desde la caída de un primo pequeño, la perdida de un conocido, el regreso de un amigo, la perdida de una ilusión, las llamadas inesperadas, el adelanto de la tesis, en fin, un cúmulo de pequeñas miserias cotidianas que han hecho que mis pensamientos sucumban en prioridad de actos concretos.
Recibo endoso de mis tranquilos días anteriores. Pese a ello o mejor dicho gracias a todos esos sucesos, hoy  de alguna forma, de la mejor forma que puedo estar he leído y visto un par de películas,  escrito algunas anotaciones sobre los hospitales. Ya iré dejando cosas en este espacio. Ahora que termino de leer El libro de las ilusiones de Paul Auster, me gustaría comentar algo breve de el.
Más allá de lo bueno, debe serlo si me tuvo atrapada con casi 340 paginas. De Auster y en especifico de esté relato podría decirles que reflexionar una y otra vez sobre los acontecimientos, sobre sucesos que determinan decisiones no es un acto fácil. Nadie se prepara para los acontecimientos, estos suceden, no hay control ni proyección; algunos un poco más precavidos pueden tener mejores formas de afrentar dicho suceso, de hacerle frente, pero cada uno de nosotros está expuesto a sufrir de eventualidades mínimas o de desgracias. Reconstruir los fragmentos de esos acontecimientos es ya una apuesta. Llamaré aquella imagen que se ha ido haciendo muy popular; tirarse al vacío sin medidas de seguridad, lo haré porque la seguridad que se tiene de llegar a buen puerto cuando se reflexiona sobre una gran tragedia o una gran perdida son tan escasas como inexistentes. Negarse sin embargo al riesgo y seguir destino abajo o arriba según parezca, me parece una huída equívoca, llena de justo, lo que se evita, inesperados acontecimientos que cimbren las existencias personales . Si entre el riesgo y evitar hacer algo, no hay distinción sino de rumbos y no de consecuencias, entonces apostemos a reflexionar, predispuestos ya a ser acreedores de sucesos, de tragedias, de perdidas y de muerte. Por lo menos yo lo prefiero

martes, 21 de septiembre de 2010

A nadie...




He de aceptar que Liliana Felipe tiene poca voz, pero la fuerza de la interpretación, la ironía que imprime, la sencillez; el juego de la seriedad y el de la burla, han hecho que adore está canción. Entre el peso y la levedad... 
A veces es bueno querer irse, preferir no hacerlo, forzar los órganos hasta verlos colapsar. Perder no debe ser tan malo y si lo es, quizá sea inevitable. Hasta la contemplación para en algún momento, ¿o no?


jueves, 9 de septiembre de 2010

Tacones... lejanos

Lo que exigen los moralistas a una fotografía es algo que ninguna puede hacer jamás: hablar. La voz ausente es el pie y se espera que diga la verdad. Pero aun un pie absolutamente preciso es sólo una interpretación, necesariamente limitada, de la fotografía que acompaña.
Susan Sontag, Sobre la fotografía

La anterior imagen, que, literalmente -robé- de una pagina de fotógrafos españoles, despierta un atractivo difícil de explicar o de formular coherentemente. Así me gustan las fotografías, sugerentes, en especial las que sugieren decadencia, ahí donde se puede completar la historia, una narración que surge apenas visible. ¿Quién habita esos tacones?, ¿hombre, mujer?, ¿cuál será su rostro, vivaz o maltrecho?, ¿qué historia guardará aquel bolso?...


Como me gusta ver una y otra vez está imagen, como se escapa de mi, para habitar ese pasado, un tiempo anterior que se hace presente, capturado en este espacio y en otros tantos. Imaginar, suponer, falsear, mentir, inventar, que importa lo que hagamos de esa imagen, si ya está aquí, para ser lo que sea, lo que a ti y a mi se nos venga en gana. 

martes, 7 de septiembre de 2010

Escuchando...


Hoy tengo ganas de arañarte la cara, picarte el costado, sacarte lo bravo. Saca la garra, echemos un tiro, te arrastro en el piso, hasta que pidas auxilio… Lo siento soy yo, lo siento soy yo, hoy no es mi día...

San Pascualito Rey

Re-descubriendo el viejo disco de San Pascualito Rey, una maravilla. Amargosidad amorosa, es hora de sacar las galletas de animalitos e intentar suicidio (de ingesta), o mejor, disfrutar el disco Sufro,sufro,sufro, hasta su última nota. Dejemos que la melosidad “ruda” invada el espacio.

De regreso a ti, querido blog. Sin saber quiero, llego, me instalo, habito.

lunes, 6 de septiembre de 2010

Eugenia León "PERO NO TE EXTRAÑO" de Liliana Felipe

Porque amo esas dos canciones, y porque tengo una noche tan larga y álgida hoy...


Pero no te extraño, deben ser los años o los desengaños...
Liliana Felipe


Podría ser peor...

La noche–pensó–. Paso a paso en la noche voy a meterme conscientemente en la trampa sólo por miedo de morir solo en la noche.

Onetti, Para esta noche.

Sin duda he ido dejando todo, es extraño como he ido desprendiéndome de lo que por lo menos hasta hace un año “me importaba”. He recibido está tarde un mensaje de no más de 10 palabras. Cada uno hizo un eco que fue perdiéndose en mi interior, ahí sucedió algo, una especie de sacudida. Podría ser mi pretexto para salir de todo esto, de esta apatía, del malestar que siento, y pese a ello tengo la sensación de haber recibido una mala noticia. Increíble como se es afectado, trastocado con tan poco. Hacer de “aquello”, seres que pueden destruirnos con un soplo, con 10 palabras o devolvernos el soporte, que sensible se puede ser. Tal vez sea más una fragilidad.

Un miedo gigantesco nubla esa felicidad, que guarda en mi interior.

(la imagen porque me gusta)

sábado, 4 de septiembre de 2010

Arrastrados (fragmento...)


Esa libertad, esa potencia, esa glorificación del ritmo sin ley, van mano a mano, misteriosamente (como en Nietzsche), con la destrucción del espíritu y el oscurecimiento de la razón.

Stefan Zweig, La lucha contra el demonio.

…Corriendo bajo el cielo inmenso, claro y profundo; buscamos con el cuerpo conmocionado, gritando, desgarrando el pecho, ahí donde se dice yace el alma o su jaula, ahí donde el fuego surge incontrolable. Es como un impulso sin aparente explicación, nos vemos forzados a correr detrás de “aquello”, motivo que suscita alarma, insensatez de instante. No importa como se le designe, ni de que manera suceda. Surge, se expande, se apodera del cuerpo y entonces, entonces urgencia, absoluta y plena…

Correr, correr, a campo abierto, abatiendo el viento, mutilando el cuerpo hasta verle deshacerse en tan frenética carrera, no hay metas; el fracaso es inevitable, carece de importancia, su peso ha sido desplazado. Basta el impulso. Sentir las consecuencias. Lanzarse al abismo no tiene un verdadero porque. Fuerza que envuelve las mentes y los cuerpos, un daimon, que forma tan profunda y bella de no-explicar, de sugerir…

martes, 17 de agosto de 2010

Asustada o jugando?

"Los mortales creen que todavía soy de los suyos. Pero no podría permanecer ni una hora entre ellos. Tengo necesidad de vivir allá, del otro lado de esta pared. Pero allá tampoco me necesitan."
Jean Paul Sartre, El muro

Hace años que pude ver está imagen y desde entonces me ha cautivado. Hoy he podido volver a ver la imagen y saber su origen, se las dejo. Es parte del archivo que conforma la colección de imágenes fotográficas del Manicomio general de la Castañeda, inaugurada justo en el año de 1910 por el entonces presidente de la Republica Mexicana Porfirio Díaz, en los festejos del centenario la “Independencia” del país. Entonces y ahora tenemos poco a casi nada que festejar, sin embargo la entrada de hoy refiere a una cuestión distinta; la fuerza de aquella “niña”, los gestos, es por eso que he recortado la imagen tal como me gusta verla. Para quién quiera apreciarla completa, en el Museo Archivo de fotografía, en Republica de Guatemala número 34, pueden hallar la exposición acerca de la “Castañeda”.

miércoles, 11 de agosto de 2010

Putas asesinas


El titulo de una serie de cuentos de Roberto Bolaño, escritor chileno que ya he comentado en esté blog.

No parece haber un tema que unifique los relatos de esté libro, hay una reflexión interesante sobre la muerte que por una u otra razón es tratada en las historias. Cuentos como: Las putas asesinas, Dentista, El retorno, El encuentro con Enrique Lihn; ejemplifican de manera soberbia dicha reflexión. Entonces sea ese el tema que permea el libro.

Yo me quedo con El ojo Silva, el primero y quizá de las más fuertes historias que se vierten en esas páginas. Pero termino mi comentario con una cita de otro cuento del libro, que espero ubiquen si se animan a leerlo.

Aquí debería acabar este relato, pero la vida es un poco más dura que la literatura.


lunes, 2 de agosto de 2010

El sabotaje amoroso


Una bellísima novela corta, de la escritora Amélie Nothomb.

Un tanto autobiografica, y de una imaginación apabullante.

Escribir sobre la infancia y lograr que el lector identifique la voz infantil entre las páginas, sólo escribiendo con la fuerza y la forma de Nothomb.

Ampliamente recomendable.

Les dejo una pequeña frase, que me encanto.

¿Qué debería ser el cuerpo? Un objeto de puro placer y de puro regocijo.

Respecto al abandono:
¿Regresar al blog o creer, que ha cumplido con su cometido y su tiempo se ha agotado?, ¿esperar tener ánimos de regresar?, ¿alimentarlo esporadicamente como hasta ahora?...

Siguen esas preguntas suspendidas y abiertas.

viernes, 18 de junio de 2010

¿Te veré en el desayuno? Guillermo Fadanelli

Mi última lectura, una que me ha recogido en imágenes temblorosas, en túneles oscuros y en los ambientes nocturnos que conozco. Esos olores de hombre cansado, mugre, de miasmas y de aquellas almas que se sumergen en sus sábanas con la luz apagada. Dejo un extracto de está pequeña novela:

-¿Cuánto traes? - preguntó.
-Sólo doscientos pesos -dijo él, apenado-; es todo lo que tengo-. Y ella:
-No te preocupes, eso es todo lo que valgo. Estás de suerte, ¿qué signo eres?...

martes, 4 de mayo de 2010

21, 22, 23.... 24...!!!!!

Quiero pensar que cada número ha tenido sus encantos, motivos suficientes para seguir... aquí... ahora...




martes, 13 de abril de 2010

Bare Soundz, Savion Glover


Quien está dotado de talento piensa con más rapidez y corrección que los demás. En cambio, el genio intuye otro mundo que los demás, si bien sólo en cuanto penetra con más profundidad el que se le ofrece a todos, porque en su cabeza se presenta objetivamente, o sea, más nítida y claramente.
Artur Shopenhauer

Del pasado festival de la ciudad de México logré asistir a varios eventos, un par de conciertos, una gran obra y la presentación de Savion Glover bailarín de tap, dicen quien sabe de esto; el más grande que haya existido jamás.
Quizá deje que pasara tanto tiempo desde que viví aquello, por la sencilla razón de incorporar cada uno de los fragmentos que voy olvidando-recordando-re-formulando. Alguien grito -¡eres un genio!- estoy de acuerdo. Lo que vi aquella noche, lo que sucedió, no podría explicarlo; me enamore de su cuerpo, de sus movimientos, de ese rostro que disfruta con todo su cuerpo; escuchar expandirse. La emoción aún hace eco con sólo rememorar. Al final alce los brazos como si fuera yo quien triunfara, di un grito que sobresalto un poco a mi compañero y que produjo esa risa nerviosa de la felicidad.
¡Queria abrazarlo!
Me quede con el pecho lleno, la garganta libre, la sonrisa en el aire y la emoción no paro sino mucho después.

jueves, 25 de marzo de 2010

El lugar sin límites


Este libro que hoy menciono, forma parte de mis primeras lecturas , fue entonces y lo es ahora uno de los especiales. Debo a sus palabras, la imaginación de lugares entristecidos, que en buena medida Onetti y sus ambientes llegaron a desarrollar. Este libro es conservado en un estante del que poco hago uso, sin embargo he comenzado a releerlo con una delicia olvidada. En este relato del escritor chileno José Donoso crea personajes tan hermosos por su desgracias como La Manuela y la amarga niña, La Japonesita; un prostíbulo en decadencia y el olvido en que se sume el Olivo de noche.

Además de dejarles la primera pagina de esta fabulosa novela, comento que se puede conseguir la película de este libro; pocas son las veces que las adaptaciones a películas funcionan y las menos que tiene un valor por sí mismas, esté es el caso del film del mismo nombre, del director Arturo Ripstein, en la que destacan la actuación del actor Roberto Cobo como La Manuela, quien feneció hace unos años atrás. Película que conocí incluso antes que el libro y que de la misma manera que esté me fascino. Les dejo entonces las primeras líneas de esta formidable narración…


La Manuela despegó con dificultad sus ojos lagañosos, se estiró apenas y volcándose hacia el lado opuesto de donde dormía la Japonesita, alargó la mano para tomar el reloj. Cinco para las diez. Misa de once. Las lagañas latigueas volvieron a sellar sus párpados en cuento puso el reloj sobre el cajón junto a la cama. Por lo menos media hora antes que si hija le pidiera el desayuno. Frotó la lengua contra su encía despoblada: como aserrín caliente y la respiración de huevo podrido. Por tomar tanto chacolí para apurar a los hombres y cerrar temprano. Dio un respingo -¡Claro!- abrió los ojos y se sentó en la cama: Pancho Vega andaba en el pueblo. Se cubrió los hombros con el chal rosado revuelto a los pies del lado donde dormía su hija. Sí. Anoche le vinieron con ese cuento. Que tuviera cuidado porque su camión andaba por ahí, su camión ñato, colorado, con doble llanta en las ruedas traseras. Al principio la Manuela no creyó nada porque sabía que gracias a Dios Pancho Vega tenía otra querencia ahora, por el rumbo de Pelarco, donde estaba haciendo unos fletes de orujo muy buenos. Pero al poco rato, cuando había casi olvidado lo que le dijeron del camión, oyó la bocina en la otra calle frente al correo. Casi cinco minutos seguidos estaría tocando, ronca e insistente, como para volver loca a cualquiera. Así le daba por tocar cuando estaba borracho. El idiota creía que era chistoso. Entonces la Manuela le fue a decir a su hija que mejor cerraran temprano, para qué exponerse, tenía miedo que pasara lo de la otra vez. La Japonesita advirtió a las chiquillas que se arreglaran pronto con los clientes o que los despacharan: que se acordaran del año pasado, cuando Pancho Vega anduvo en el pueblo para la vendimia y se presentó en su casa con una pandilla de amigotes prepotentes y llenos de vino – capaz que hasta hubiera corrido sangre si en eso no llega don Alejandro Cruz que los obligó a portarse en forma comedida y como se aburrieron, se fueron. Pero decían que después Pancho Vega andaba furioso por ahí jurando:

- A las dos me las voy a montar bien montadas, a la Japonesita y al maricón del papá…

fragmento....

viernes, 19 de marzo de 2010

... miscelánea de intervenciones...

Jean-Baptiste Greuze, Francia, 1725-1805.

Fragmento... Historia de un ocaso

anochecer penetró lentamente en la habitación y ella no se percató. Porque el anochecer no es ruidoso. No se mira atrevido por la ventana como el mediodía, brota de las paredes como agua oscura, levanta el techo hacia la nada, lo arrastra todo despacio en su silencioso torrente. Cuando levantó la vista, todo era oscuridad y silencio a su alrededor, sólo en algún lugar el pequeño reloj caminaba a pasitos hacia el infinito. Las cortinas colgaban en lúgubres pliegues como si tras ellas se escondiera algo terrible, las puertas parecían hundidas en la pared, de modo que todo tenía aire de habitación negra y cerrada, como un ataúd tapado con clavos. No había entrada ni salida en lugar alguno, todo era ilimitado y, sin embargo, estaba encerrado, todo parecía cernerse y el aire era tan opresivo que sólo se podía resollar, pero no respirar.

Stefan Zweig

(...consecuencias deliberadas de mujeres desligadas, historias de princesas y reinas, de obreras. Desposeídas, perdidas, infantiles e histéricas. Quien escribe sobre, cerca, acerca; de ellas...

He visto la intrigante puesta del Italiano Romeo Castellucci HEY GIRL!; una montaña de ideas se derrumba frente a mis impávidos ojos cerrados. )

Éstas son las reinas
Éstas son las reinas que dieron sus cabezas al pueblo
Éstas son las reinas

fragmento de texto actuado en escena HEY GIRL!

(...cortemos cabezas, nombres, incluso desnudemos los cuerpos, y ni así lograremos quitar las marcas que han dejado las convenciones y la lógica social... )

lunes, 15 de marzo de 2010

A propósito del tiempo...


Por mucho que me aferre a los instantes, escapan: no hay ninguno que no me sea hostil, que no me rechace y no me manifieste su negativa a comprometerse conmigo. Proclaman uno tras otro, inabordables todos, mi aislamiento y mi derrota.
Sólo si nos sentimos llevados y protegidos por ellos, podemos actuar. Cuando nos abandonan, carecemos de la energía indispensable para la producción de un acto, ya sea capital o trivial. Entonces afrontamos, desamparados, sin asiento en parte alguna, un infortunio inusitado: el de no tener derecho al tiempo.
Cioran

En un esfuerzo digamos conveniente y estratégico, he dejado todo cuanto podía hacer, clases, trabajos, distracciones que según mi opinión no dejaban que mi avance fuera posible. Lo que descubrí fue que, eso no es más que un engaño, no avanzo porque no pueda, sino porque no quiero. Me impido a mi misma seguir, una suerte de miedo, puede ser la respuesta, insuficiente diría yo, mediocre algunos otros. Lo cierto es que este estado de apatía, sofoca cualquier iniciativa. Valdrá la pena saturarse, he de suponer que tanto tiempo libre mal empleado no me conviene.

jueves, 25 de febrero de 2010

Para quien ama a los muertos: o lo que de ellos queda.


Leyendo a la poeta rusa Marina Tsvietáieva y su texto, Mi Pushkin, obra que me ha resultado agotadora. En una escritura infantil, de recuerdos viejos que hacen las veces de reflexión, de biografía, ensayo, comentario. Siempre abriendo una brecha entre el amor que la mente infantil puede cultivar y el recuento de viejos fantasmas de la poeta.

He extraído una cita acerca del texto que comenta la propia Marina, escrito por el poeta ruso Pushkin; Eugenio Oneguin, en el cuál Tatiana una joven se enamora de un hombre que no le corresponde dicho amor, además de rechazar todo ofrecimiento de afecto de la joven, debido a su acostumbrada vida social. Tras la partida de Eugenio, el joven al que Tatiana ofreció su amor, ella es presentada en sociedad y pronto esposa. Al transcurrir los años Eugenio vuelve a cruzar con Tatiana y en ella ve a una mujer tan hermosa que es entonces que él ofrece su amor a ella…

La pequeña Marina ve la representación de este texto y queda fascinada del momento en que Tatiana espera la respuesta de Eugenio tras haberle confesado su amor. Aquí dejo lo que Marina Tsvietáieva escribe respecto a esta escena.

El banco, sobre el que se sentaron, resultó ser pre-determinante. A mí, ni entonces ni después, nunca me ha gustado cuando se besan, siempre –cuando se separan. Nunca – cuando se sentaban, siempre –cuando se separaban. Mi primera escena amorosa fue no-amorosa: él no amaba (esto lo entendí), por eso no se sentó, amaba ella, por eso se levantó, no estuvieron ni un minuto juntos, no hicieron nada juntos, hicieron absolutamente lo contrario: él hablaba –ella callaba, él no amaba, él se fue –ella se quedó, así que –si se levantara el telón –ella estaría allí de pie, o, talvez, de nuevo se habría sentado, ya que se había puesto de pie sólo porque él se encontraba de pie, pero después se desplomó, y permanecerá así – sentada por toda la eternidad. Tatiana está sentada en ese banco por toda la eternidad.

Ésta eternidad, mi primera escena amorosa, predeterminó todas las posteriores, toda la pasión que siento por el amor desgraciado, no correspondido, imposible. Y desde aquel mismo momento no quise ser feliz y con esto me condené al no-amor.

Fragmento, Mi Pushkin, Marina Tsvietáieva

Es así, que el amor que le profesa la poeta rusa al gran poeta Pushkin, es tan enigmático como excitante, una relación que comienza con el descubrimiento de los poemas de Pushkin entonces muerto ya, y el apego que Marina siendo una niña siente por ese cuadro que descubre en la habitación de su madre, El duelo, imagen que muestra la muerte de Aleksandr Pushkin, un ruso de color y de ojos penetrantes.

miércoles, 10 de febrero de 2010

Noticia triste

“Yo no tengo obsesiones, tengo pasiones”, manifestó en una entrevista con La Jornada

Esther Seligson falleció el lunes pasado, muerte sorpresiva dicen algunos medios, otros alaban su quehacer en las humanidades, vanaglorian sus escritos, su actividad en pro- del teatro, yo; yo que apenas y sabía de ella, yo que sólo la sé por Cioran. Más que unirme al lamento, me pasa un poco que cada vez me quedan menos interlocutores que me guíen en este , ya parece interminable, intento de comprensión sobre el rumano en negativo. Esa tristeza de no haber llegado a tiempo.

A veces uno llega tarde a descubrir a las personas, a veces no nos queda más que hacer reseñas. Lo mismo que me paso con Cioran, si hubiera vivido un poco más, o yo haber nacido antes, si hubiera siquiera la posibilidad de cruzar. Ya no hay presencia, los encuentros serán póstumos como casi siempre sucede con lo importante.

lunes, 8 de febrero de 2010

Del aquelarre lesbico o de la noche de pijamas


La mejor de las horas posibles

A la hora precisa en que grandes panteras lustrosas y temibles acechan a sus presas, ojos verdes, pieles negras.

En el minuto exacto en que el rumor del día se apaga dando paso al misterio y la sombra, al beso y el zarpazo.

En le preciso instante en que el ojo del mundo parpadea y se abre: la hora en que el león despierta en la sabana, cuando el mar y la luna se acercan y se aman.

La hora en que mi estrella amanece y me llama, la hora en que las brujas vuelan por las ventanas…

¿Justamente a esa hora me mandan a la cama!

Poesía infantil, Ana María Shua

Justo el fin de semana era reunión de viejas amigas, mujeres de especimenes extraños y truculentos. Era como llegar a una de esas fiestas de la familia German Monster, y no es por los disfraces, más bien se debe a la peculiaridad de cada invitado y claro está la familiaridad de cada uno. La noche fue corta, la madrugada ni se sintió y parte de la mañana se nos fue… No recuerdo ya que se bebió, ni que escuchamos, menos sobre cuantas cosas no se discutió. El resto de esta historia fueron los viejos tiempos, el resto son historias repetidas una y otra vez en aquellas reuniones, el resto es el pasado en común, el resto es siempre lo que queda para aproxima visita; tan incierta y lejana. El resto es aquello que nos permite regresar y vernos otra vez.

Nota: he dejado un poema infantil, porque ellas no dejan de ser mujercitas que ríen sin recelo ni pudor, porque no dejan de jugar al amor y no dejan de cantar el estribillo; …como quisiera volver a enamorarme, decirte que te quiero en medio de la calle…

jueves, 21 de enero de 2010

El país de los ciegos


Lo maravillo de leer a H. G. Wells, es encontrar esa tierna felicidad que suscitan las palabras, es sentir en el cuerpo el inmenso sonsuelo de sus personajes. Sus historias embargan, llenan los pulmones de fresco aire. La fantasía que hay en el, la realidad que es distorsionada para crear mundos fantásticos, hace que sea imposible una cita; toda narración de Wells es una gran cita, un cuento que alberga una quimera inagotable de felicidad y angustia.

Pese a que su obra es sumamente extensa, bastará comenzar con los pequeños cuentos del escritor para deleitarse. Además de esta recomendación otro titulo fácil y hermoso es La puerta en el muro, una historia sobrecogedora.

viernes, 15 de enero de 2010


Cuando ya no se cree en el amor, aún se puede amar, igual que se puede combatir sin convicciones. Sin embargo, en uno y otro caso, algo se ha roto. Un edificio en el que la fisura equivale al estilo.
E. M. Cioran

En Cioran habita un sentimentalismo Ruso tan admirable que me cuesta trabajo no simpatizar con él.

Colmada de formas literarias nuevas, el compromiso consigo mismo, una mujer suena en el espacio.

Recuento inequívoco..


I felt a funeral in my brain
(Sentí un funeral en mi cerebro)
Emily Dickinson


De noche los pensamientos fluyen con la apacibilidad de notas.
Son días difíciles de pronunciar, pasan por el cuerpo fragmentados; por la emoción de cada mirada, de letargo involuntario y pleno. Miro la televisión tanta imágenes. Me abruma mi propia angustia; la olvido, la ignoro, me la trago.
Resuena el viento con clamor, me meto debajo de las colchas, de bajo de la memoria, se descubre una pelea incesante entre del olvido y la permanencia. Leo en silencio a ese joven personaje del que nos habla Borges, Funes el memorioso, releo las ciudades de Italo Calvino que he olvidado.
Por la tarde:
Huyo de hombres con rostros oscuros … el cuerpo padece el tiempo, se me han resecado los labios y los ojos. Las alegrías se presentan borrosas, surge una risa plena, ruidosa y necia. La disfruto hasta que se apaga, de reojo veo a un niño aprisionar un pequeño coche entre su manos, me ve con esos ojos tan grandes, tan luminosos que me apenan los míos. Es enorme, ese niño es tan grande cuando mira, sus labios siguen húmedos y sus manos limpias. Envuelto entre bufanda y una chamarra me ha invadido. Le he sonreído pese a mi distancia, él responde; sus dientes son diminutos, preciosos. He querido abrazarlo, besarlo, me ha provocado una alegría intempestiva.

Es de mañana, han tocado a mi puerta, suena a una urgencia que puede esperar. Desde dentro sólo escucho el roce de mi cuerpo y la almohada. El baño me espera frío y la tubería se ha encargado de despertarme con un chorro helado. Camino entre hombres y mujeres apurados, subo a la misma ruta que conozco, camino por inercia, coloco el boleto para subir ha un transporte poco más decoroso que un camión para ganado. Cruzo la calle, un aparador, un libro que olvide comprar y que parece que tengo suerte, lo veo, dudo, lo olvido. No es mal día es sólo el tiempo que transcurre y que no se agota, la que se detiene soy yo, son mis manos que se tambalean aun ritmo deforme. La narración transcurre hasta que oscurece y comprendo que he olvidado un día. El viento logró limpiar el cielo, lo veo de… madrugada… y sigo soñando.

miércoles, 6 de enero de 2010

Violencia


Los hombres andan juntos y hablan juntos y duermen juntos, y no se conoce. Si se conocieran, no irían juntos , hablarían juntos ni se dormirían juntos.

Thomas Bernhard, Transtorno

Voy comprendiendo aquella cita de Bernhard y la dureza, la brutal dureza que guarda.

Ayer con la impotencia de ponerme a llorar, la violencia me provoca tristeza. Qué país tan pobre es el que tenemos, yo no sé como sea en otros, es más ni como sea en de provincia pero esta ciudad es tristemente, patéticamente una mala broma, una grosería, un bofetada. Un no lugar habitable...

Me voy a casa de mi abuela a visitarla, abrazarla, asirme de aquel lugar y del frío a encontrar una cara más amable de esta situación.

¿Y los tiempos de paz?... jajajaja eran un chiste....