martes, 10 de enero de 2012

OBSTINACIÓN

Tú, que me lees, ¿estás seguro de entender mi lenguaje?
Borges


En busca de todos aquellos fragmentos que formaron y forman los días, podemos perdernos en esa actividad, sumergirnos hasta a penas lograr poder ver ínfimos trozos de lo que somos. Seguirá como siempre ha sido,( no se ha demostrado lo contrario), un trascurrir del tiempo. 
Ahí donde podemos o no quedarnos clavados, poco importa a ese fluir incesante. Puede olvidarnos en la medida en que permitamos que lo haga o puede hacerlo incluso a pesar de los esfuerzos. No hay quién pueda detener aquella fuerza, lo que es posible es disminuir nuestra propia carrera, reducirla a un movimiento, a un pensamiento, sólo en esa medida se podrá dar la espalda sabiendo ya nuestra derrota por antelación; si, pese a ello caemos de rodillas rehusando dar un paso más, el viento cuyo propio camino será desgastarnos, erosionará nuestras almas. Quizá entonces, cuando por puro desden imaginemos volver al trote y sea en la fantasía, donde acogidos por aquel sentimiento de seguir rememorando; que podamos habitar de nuevo el mundo. Ello no es una victoria, sino un gesto, un gesto del derrotado; el único que se permite a los olvidados. Si es ahí donde se habita, en aquel espacio en el que se niega el paso a cualquier intruso, cualquier fuerza, menos el de la palpitante desazón, la necedad del superviviente o del loco que ha roto aquella cordura que le quedaba. Justo es aquello lo que le permite seguir ahí.
Que de su paso por el mundo, quede ante todo su fantasía, único asidero de su vida...

No hay comentarios: