lunes, 17 de septiembre de 2007

Palabras nuevas…



-Cuando nos arrogamos el monopolio de la decepción, tenemos que forzarnos para lograr reconocer a otro el derecho a sentirse decepcionado.


-Sólo podemos sentirnos satisfechos de nosotros mismos cuando recordamos esos instantes en los que, según una expresión japonesa, hemos percibido el ¡ah! De las cosas.

Cioran.




Todos los que no son yo y no sufren como yo, son indignos, claro que no…

Sólo justifico la soledad interna, que lejos de apagarme me revitaliza, en este mundo en que ya nada puede convencerme, salvo, si, salvo, ciertos momentos. El olvido, si el vendito olvido, hace menos angustiante la vida, y últimamente no quiero angustiarme, un tregua, eso es lo que quiero, el después, ese vendrá cuando tenga que llegar.

El silencio y la ausencia, en ellos germinan mis ideas, que nada tiene que ver con lagrimas, sino con nuevos cantos. El espacio entre el mundo, como exterior, y yo, como interior, logra bombear oxigeno. El hastío y lo concreto, paralizarían mi voluntad, (no hay referencia alguna a la voluntad de Shopenhauer)

Descubrí un silencio suave, no pienso gritar por ahora…

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