domingo, 2 de septiembre de 2007

Un domingo

La llamada
Remedios Varo

Es una lástima que no estés conmigo
Cuando miro el reloj y son las cinco
Y soy una manija que calcula intereses
O dos manos que saltan sobre cuarenta teclas
O un oído que escucha cómo ladra el teléfono…
Fragmento…

Lo que conoces
Es tan poco
lo que conoces
de mí…
Pero no sabes
nada
a lo sumo
piensas a veces
que es tan poco
lo que conozco
de ti…

Pero no llamas.
Pero no llamo.
Fragmento.
Benedetti


11:00 de la mañana, tengo sueño aun, busco mis lentes o los anteojos, como quiera que se llamen, esos que evitan que me caiga y me tropiece más de lo que acostumbro, claro para mi eso de toparme, digo de cruzarme con las cosas me es muy familiar. Voy al baño, a bostezar por cuarta vez, he dormido en cama de mi hermana, la mía esta indispuesta desde hace dos días atrás. Desayuno, familia, primos y tíos, invitados, al filo de las 3, se van por fin, emigran con su escándalo, dejan su murmullo y sin darme cuenta me quedo casi 5 horas sola, en esta inmensa casa, entre paredes que suenan o bostezan como yo, el día nublado, caen chispas de una lluvia infecunda, que me da risa… veo la televisión sin verla, el radio, si algo pasa, sonidos que confundo o que me invento. Llega la tarde-noche como yo le llamo, también otros más le llaman así, sin tanto ruido, llegan los que faltan o los que se fueron, pero de nuevo en la noche no hay nada. Por supuesto tampoco sonó el teléfono, otro domingo en casa…
Si se espera, pronto será de noche, habría que actuar pronto, queda poca luz.

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