lunes, 8 de febrero de 2010

Del aquelarre lesbico o de la noche de pijamas


La mejor de las horas posibles

A la hora precisa en que grandes panteras lustrosas y temibles acechan a sus presas, ojos verdes, pieles negras.

En el minuto exacto en que el rumor del día se apaga dando paso al misterio y la sombra, al beso y el zarpazo.

En le preciso instante en que el ojo del mundo parpadea y se abre: la hora en que el león despierta en la sabana, cuando el mar y la luna se acercan y se aman.

La hora en que mi estrella amanece y me llama, la hora en que las brujas vuelan por las ventanas…

¿Justamente a esa hora me mandan a la cama!

Poesía infantil, Ana María Shua

Justo el fin de semana era reunión de viejas amigas, mujeres de especimenes extraños y truculentos. Era como llegar a una de esas fiestas de la familia German Monster, y no es por los disfraces, más bien se debe a la peculiaridad de cada invitado y claro está la familiaridad de cada uno. La noche fue corta, la madrugada ni se sintió y parte de la mañana se nos fue… No recuerdo ya que se bebió, ni que escuchamos, menos sobre cuantas cosas no se discutió. El resto de esta historia fueron los viejos tiempos, el resto son historias repetidas una y otra vez en aquellas reuniones, el resto es el pasado en común, el resto es siempre lo que queda para aproxima visita; tan incierta y lejana. El resto es aquello que nos permite regresar y vernos otra vez.

Nota: he dejado un poema infantil, porque ellas no dejan de ser mujercitas que ríen sin recelo ni pudor, porque no dejan de jugar al amor y no dejan de cantar el estribillo; …como quisiera volver a enamorarme, decirte que te quiero en medio de la calle…

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