sábado, 13 de abril de 2013

Anotaciones; confesiones menores que versan sobre redes de referencialidad.

Decidí anotar un largo y enmarañado titulo al post de hoy. Imagino que debe ser una muestra de la caótica sintonía de mis ideas.
Pronto cumplo 27, es una formalidad señalar mi cumpleaños, sobre aquello debo de confesar mi único pesar. Tengo nulas posibilidades de formar aunque sea simbólicamente parte del grupo de los 27; astros juveniles que cegados por su luz y por las miradas del mundo cayeron en otro sitio, uno menos ruidoso. No seré una estrella de rock muerta a los 27 años. (fin de mi único y sincero lamento vital)

Ahora que si de lamentar escribo, también debo lamentar haber descubierto tan tarde aquel libro de Patti Smith, "Éramos unos niños" en donde sin un gran estilo está mujer narra su amistad con el fotógrafo Robert Mapplethorpe. Acabo de decir que no hay un gran estilo, es cierto, pero el libro tiene infinidad de datos, una libertad y sobre todo una voz infantil, ¡qué al diablo el estilo!

Por ello les escribo y dejo un fragmento del libro; si gustan de la música de Patti Smith, deberían ver el trabajo de Robert y  luego encontrar un anecdotario de ritmo fluido e imágenes que me hicieron recordar a ese gran libro de Estefan Sweig, El mundo de ayer; que es decir lean "Éramos unos niños"


No obstante, Robert y yo habíamos explorado los límites de nuestra obra y habíamos creado un espacio para el otro. Cuando subía a los escenarios del mundo sin él, cerraba los ojos y lo imaginaba quitándose su chaqueta de cuero, entrando conmigo en la tierra infinita de las mil danzas.

El muchacho que yo había conocido era tímido y tenía dificultad para expresarse. Le gustaba dejarse llevar, que lo cogieran de la mano para entrar sin reservas en un mundo distinto. Era masculino y protector, pese a ser femenino y sumiso. Meticuloso en su vestuario y modales, también era capaz de un desorden atemorizante en su obra. Sus mundos eran solitarios y peligrosos, y vaticinaban libertad, éxtasis y liberación.


jueves, 15 de noviembre de 2012

La llegada a la escritura.



(La postal va dirigida a Isabel Nuñez, su blog es: http://isabelnunez-zbelnu.blogspot.mx/

Si escribes mujer, lo sabes tanto como yo: escribes para dar cuerpo a tus Libros de Futuro porque el Amor te dicta tus nuevas génesis. No para llenar el abismo, sino para amarte hasta el fondo de tus abismos… Léeme–lámeme, escríbeme el amor. Ella no se pone en abismo para saturar la abertura temida; ella celebra sus abismos, los quiere abiertos, desea su sin-fondo, su promesa: nunca nos colmarás, nunca te faltará el buen vértigo; para tu hambre nuestros sexos sin fin, nuestras diferencias. 
Eso escribía la propia  Hélène Cixous:
Escribir: para no dejarle el lugar al muerto para hacer retroceder al olvido, para no dejarse sorprender jamás por el abismo.
En otra parte ella dirá:
Locas: las que son obligadas a re-hacer acto de nacimiento todos los días. Pienso: nada me está dado. No he nacido de una vez para siempre. Escribir, soñar, parirse, ser yo misma mi hija de cada día. Afirmación de una fuerza interior capaz de mirar la vida sin morirse de miedo, y sobre todo de mirarse uno mismo, como si fueras a la vez de otro,­ –indispensable para el amor –y nada más ni menos que yo.
La llegada a la escritura, así se titula un pequeñísimo libro editado por Amorrortu. Un fuego que ha horado sus propias páginas hasta convertirlas en pequeños pedazos de ceniza encendida; de fuego olvidado pero vivo.

Yo sólo tenía la «mala» razón, no era una razón, era una pasión, algo inconfesable, –e inquietante, un rasgo de la violencia que me afligía. Yo no «quería» escribir. ¿Cómo habría podido «quererlo»? […]
[…]Pero había locura. Escritura en el aire a mi alrededor. Siempre próxima, embriagadora, invisible, inaccesible. ¡Escribir me atraviesa![…]

Cioran dijo infinidad de veces que un libro debería ser una bofetada y además, que un lector, debe considerarse tal hasta no haber releído los textos.
…pues eso hago yo… releer a Hélène nueva mente, volver sobre mis lecturas, para descubrirlas distintas, encendidas y palpitantes. Seres de vida misteriosa, cuya existencia se enciende, como el sexo femenino, al contacto de los ojos que virtuosos invasores acarician de nuevo el profundo significante del texto.
Entre las letras, las palabras, los párrafos y las paginas de esté texto voy como antes sorprendiéndome, ya no sólo con las ideas expresadas, con la conversación dice Proust de una mujer honesta, por que eso es la lectura; … la conversación que uno tiene con los hombre y las mujeres más honestos del pasado… (parafraseando a Proust) sino con mis propias anotaciones.

Bendita escritura que deja la huella legible de los pensamientos…

Eso es este, como dije antes, pequeñísimo texto; un poema de prosa libre y sobre todo de libre escritura, una suerte de viaje al pensamiento de tan fabulosa escritora. Hélène  muestra en un pequeño recorrido aquello que tan amorosamente ha trabajado y lo muestra gracias a que escribe acerca la escritura y sobre su propia escritura (Amar: conservar vivo: nombrar. …nos dice…)… sobre sus condiciones,  sobre la de los demás.
Un pequeño ratón de los libros es este texto, cuya riqueza sobre el origen de la lengua que fluye femenina y que se detiene para dilucidar su origen, sus movimientos y sobre todo a  decir femenino sus palabras ganadas, conquistadas y dadas en ofrenda. 

Gottfried Helnwein



Sobre Gottfried no será la única entrada, pero por ahora les dejare un par de sus obras y les recomiendo ampliamente ir a las distintas sedes que han reunido y en estos días exponen parte de su obra. 






"Nos encontramos ante espejos que perturban no por lo que muestran, sino por lo que extraen de lo más íntimo de nuestra psique." (Texto de la exposición del Museo de San Carlos)


[Aquí les dejo escasos lectores de mi espacio, un texto de Cixous y unas obras de Gottfried Helnwein.
Así es como despierto a mi pequeño blog, animal abandonado por mi, que espera a que regrese, siempre espera, sabe esperar y yo sé regresar.]

jueves, 12 de julio de 2012

Rimbaud el hijo

Hace semanas que termine este pequeño pero abrumador libro, que encontré en alguna feria literaria, o cace mientras mi amigo y yo dábamos una vuelta. 
Sobre el libro diré que es un ejercicio de ficción sobre la vida del enfant terrible de la literatura francesa Arthud Rimbaud, con muchos datos biográficos y una narración que se desborda; dejar suelta esa posibilidad de completar los rincones oscurecidos, darles la oportunidad se ser enunciados y vistos, aunque se trate de un parpadeo y de la imaginación de su autor Pierre Michon, que une y confunde los porqués en la vida del poeta. Dejo en mi pequeño espacio algunos fragmentos para quien a quedado interesado en el libro. 
Debería tener en la solapa o en un pie de pagina música sugerida con varias opciones para ser leído, esta idea se la he robado al mismo amigo que me acompaño al encuentro del libro. 
Mientras escogía los fragmentos escuchaba el soundtrack de Pina una fabulosa y delicada película, sobre danza y  Pina Bausch, otra gran recomendación que me permito dejar. Así todo parece tener sentido, Pina, Rimbaud; la música, la danza; el mundo y la creación. Almas que abrazan sus cuerpos y se sostienen por sí mismo; la libertad nace en ellos y vuelve a ellos...
 ¡¡¡Qué nombres me han poblado la mente está noche!!!! 




Ella hacía añicos las flores y las sonrisitas, como todo lo demás: porque no quería a ese hijo que era ella, porque no se quería a sí misma, por lo que sabemos; porque no le gustaba de sí misma más que ese pozo sin fondo donde todo se hundía; y estaba demasiado ocupada tanteando a ciegas las paredes de ese pozo, buscando el fondo, para darse cuenta de que crecían florecillas junto al brocal. [...] ...había encontrado una solución al a altura de la de su madre, y fabricaba para ese duelo inconmensurable pequeños regalos inconmensurables; padres nuestros de su cosecha: grandes trozos de lengua rimada que ella no comprendía, pero en los que veía al inclinarse sobre ellos, tal vez sin poder leerlos, algo desproporcionado como su pozo y obstinado como sus dedos, la marca de una pasión devastadora que había olvidado su causa y sobre pasado su efecto, la marca del puro amor sin efecto...


Sabemos que acabó por sobrepasarlos, que lo llevó a cabo y que fue su maestro: rompió el riel y también se rompió el hocico, en dos tiempos y tres movimientos.


...la infinita libertad de los amores sin objeto...


...las cartas son pequeñas trampas para otro, para un solo otro, que uno quiere echarse a la bolsa; y Rimbaud alcanzaba la excelencia en esta disciplina de cazador de pájaros.


...esos segadores oían por allá arriba al autor de la Temporada sollozar; y en esos sollozos desde hace un siglo se ha querido oír un duelo, la pérdida de Verlaine, la ruina de las ambiciones literarias, el plomazo recibido en cierta ocasión en el ala; además del duelo de la videncia, de los trucos mágicos para hacer llegar el verbo, todas eses supercherías futuristas que la Temporada desaprueba sin ambages; pero me pregunto si esos sollozos, esos gritos, ese puño en decadencia golpeando la mesa, si en eso, más allá de todo duelo no había un gozo muy antiguo y completamente puro. Tal vez se trataba de los sollozos de la brillantez, los de cuando por casualidad, una vez en la vida, la gracia cae en la página: los que la frase justa nos arranca cuando nos arrastra hacia adelante, los que nos quiebran cuando el ritmo justo nos empuja con furia por la espalda, y entonces, deslumbrados en medio de todo, decimos la verdad, proferimos el sentido, y no se sabe cómo, pero en eso instante sabemos que en la página está la verdad, está el sentido; y usted es ese hombrecito que dice la verdad; y vuelve en sí en un triste agujero de las Ardenas, en Guarida de lobos, junto a una vieja negra e insensata, el sentido se sirvió de su mano de bruto, de su duelo de bruto, de su corazón de niñita, para una vez más aparecer entre sus despojos de palabras. Su abrigo de junio. Usted se pone a llorar ante ese abrigo.

lunes, 9 de julio de 2012

De los libros a medias...

Luego había leído la última página, el libro había terminado. Era preciso detener la enloquecida carrera de los ojos y la voz que seguía sin ruido, deteniéndose sólo para recuperar el aliento, en un suspiro profundo. 
Proust, Sobre la lectura.


A media semana me rendí, soy una lectora de mitad, mitad de libros.... o ...compradora compulsiva y más compulsivo mi uso y abuso del inicio. A penas veo un nuevo libro y me apresuro a desgarrar su envoltura de ser el caso y hurgar con mi ojos avivados sus primeras líneas, esperando la revelación de los secretos. No alcanzo a ver que tan negativo es la acumulación de inicios y el olvido de finales. Por ahora los finales tardan más, y me he percatado del esfuerzo que debo realizar para no confundir, las tramas o los argumentos de cada una de mis lecturas. Debe ser poco pedagógico está locura en mi escritorio y en la mesita de noche; lo sospecho, pero por ahora poco haré al respecto. Reconozco un desequilibrio en mi hábitos, más estoy segura de que no se trata de leer como antes, ni al mismo ritmo ni  con el mismo sistema; sino de dejar que mis lecturas vayan tomando su propia forma, regularidad-irregularidad, constancia-letargo, y sobre todo, su lugar en la reflexión.  






La lista de las inicios que esperan sus finales...

-Sobre la lectura, Marcel Proust (es tan pequeño que ni yo misma lo entiendo)
-Una temporada en el infierno, Arthur Rimbaud  (esté debe ser plan con maña...)
-Qué aburrido hubiera sido ser feliz, Marguerite Yourcenar, de Michèle Goslar
-Amrita, BananaYoshimoto (es el nuevo... hace unos días que los comencé)
-La muerte y la niña, Juan Carlos Onetti (a Onetti hay que leerlo despacio, y disfrutar de su Santa María)
-La pianista, Elfriede Jelinek 

-Natalia Goncharova, Marina Tsvietáieva (una verdadera casualidad dar con en libro... irresistible)

miércoles, 20 de junio de 2012

Auster....


                                                 First Love 1993, Gottfried Helnwein


Hace tiempo como éste espacio he olvidado mis lecturas sobre Auster, un par de días atrás de la noche, justo antes de irme a descansar mi extraña mente disparo un pensamiento, había olvidado todo lo que he leído sobre Auster... de trasfondo había una postal que escribir. 
Le compre una a un querido amigo y aún no decidía que poner, eran varios los logros que había que festejarle.... (La historia tiene más bla, bla, bla...) pero no he de contarla, es como dije el trasfondo para volver al blog, para rescatar un par de citas que re-encontre en mis libros de Auster; los que tengo a la mano y no he prestado. Me quede pensando después de buscar en el librero, que el que más me ha gustado de los leídos es;  El libro de las ilusiones... aún no regresa a mi, pero el trueque literario lo hará volver pronto. 

Si tienes algo roto por dentro, tendrás que arreglártelo con tus propias manos.
(Invisible)


Me puse a gritar y después me permití enloquecer. 
(El palacio de la luna)


Deje de escribir y mantener este espacio por varios meses, ahora voy una vez por semana a contar-me sin escribir. 


jueves, 23 de febrero de 2012

White night

"En sus labios la sonrisa, en su corazón el gozo, y también la tempestad..."
Romanza rusa


Será la anunciada caida, o la silueta de una joven. La dulzura de la luz, o el enigma del fondo. La ausencia del mundo, o gracia de las extremidadas. No lo sé, lo que sé y sé bien, es que está fotografía me conmueve enormemente.  
La caída podría ser tan sólo un juego o el derrumbe metafísico del cuerpo. 
Si en forma de susurro, un saxofón se pudiera escuchar, el espacio podría venirse abajo y no dejaría de hundirme en está imagen, pensado que cada historia que surge es real, y que continua para que pueda alcanzarla, lanzando mi cuerpo como en ella se aprecia. No es un instante congelado, sino una repetición infinita de movimiento.


Martin Stranka© – White Night