martes, 31 de julio de 2007

Viejos consejos


La primera lluvia del año moja las calles,
abre el aire,
humedece mi sangre.
¡Me siento tan a gusto y tan triste, Tarumba,
viendo caer el agua desde quién sabe,
sobre tantos y tanto!
Ayúdame a mirar sin llorar,
Ayúdame a llover yo mismo sobre mi corazón
Para que crezca como la planta del chayote
O como la hierbabuena.
¡Amo tanto la luz adolescente
de esta mañana
y su tierna humedad!
¡Ayúdame, Tarumba, a no morirme,
a que el viento no desate mis hojas
ni me arranque de esta tierra alegre!

Jaime Sabines, Fragmento de Tarumba


Viejos recuerdos de un pasado más claro, la infancia.

-hija no cortes ni la manzanilla, ni la hierbabuena, ni el epazote, ni el cilantro!!!.-
- no abue…

Y lo único en que pensaba era en lo rico que olían. No recuerdo cuando deje de oler las cosas, cuando me dejaron de importar. Pero que rico es volver a recordar. – tal vez por eso no puedo dejar de oler la canela en el café.


Un trocito de manzanilla para un té, poner unas gotas en los ojitos de una niña dormilona, una pizca de manzanilla para el estrés, una ramita de manzanilla para las arrugas, el aroma de manzanilla hace bien si lo respiras, un poquito de manzanilla para sentirse bien.