domingo, 29 de junio de 2008

Zonas Ambiguas

PAUL DELVAUX

Escribir: para no dejarle el lugar al muerto, para hacer retroceder al olvido, para no dejarse sorprender jamás por el abismo. Para no resignarse ni consolarse nunca, para no volverse nunca hacia la pared en la cama y dormirse como si nada hubiera pasado; nada podía pasar.

 Hélène Cixous, La llegada a la escritura

Llena de lecturas, de música, de imágenes y palabras que recobran vida, o desfallecen despúes de la angustia, para habitarla despúes. Sueños descompuestos en fracciones en puntos de quiebre y de desfase, en lugares muertos, en zonas grises. Estos días he incorporado a mi lectura y gran parte de mi tiempo, textos que habite en otros momentos, descubrí en ellos piezas importantes, de un carácter distinto al que represento últimamente, recordé esas ilusiones, que me gritaban desde lejos, esa ilusión de hacer más, de saber más, de entender, de participar, ¡vaya, que lo olvide por mucho tiempo!, enfrascada en mi, sin más referencia, disfrutando de eso que me parece ajeno.

Incluso en ese hilo, sujeto al ir de las “casualidades”, se incorporan y enlazan huéspedes momentáneos, con sus herramientas, con sus mentiras, echan andar las infantiles asociaciones, los encuentros equívocos, la lucha incoherente.

Trasnochada por fantasmas que aparecen de noche, y gritos que suplican ser escuchados, esa palabra que muere al no ser pronunciada, ese suspiro que se pierde entre esperas, e indiferencias. Pronto amanece, antes de poder moverme, antes de entender la suplica, cae de nuevo esa luz que no permite ver, bajo las sombras. Me toco las manos, me aseguro de no haber soñado, algo sucede que me inquieta, algo vuelve o huye una vez más, ningún aviso ha sido colocado, pronto, pronto parara, este frenético zumbido, pronto olvidare las injusticias, pronto. 

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