martes, 21 de septiembre de 2010
A nadie...
jueves, 9 de septiembre de 2010
Tacones... lejanos
Susan Sontag, Sobre la fotografía
martes, 7 de septiembre de 2010
Escuchando...
Hoy tengo ganas de arañarte la cara, picarte el costado, sacarte lo bravo. Saca la garra, echemos un tiro, te arrastro en el piso, hasta que pidas auxilio… Lo siento soy yo, lo siento soy yo, hoy no es mi día...
San Pascualito Rey
Re-descubriendo el viejo disco de San Pascualito Rey, una maravilla. Amargosidad amorosa, es hora de sacar las galletas de animalitos e intentar suicidio (de ingesta), o mejor, disfrutar el disco Sufro,sufro,sufro, hasta su última nota. Dejemos que la melosidad “ruda” invada el espacio.
De regreso a ti, querido blog. Sin saber quiero, llego, me instalo, habito.
lunes, 6 de septiembre de 2010
Eugenia León "PERO NO TE EXTRAÑO" de Liliana Felipe
Pero no te extraño, deben ser los años o los desengaños...
Podría ser peor...
Sin duda he ido dejando todo, es extraño como he ido desprendiéndome de lo que por lo menos hasta hace un año “me importaba”. He recibido está tarde un mensaje de no más de 10 palabras. Cada uno hizo un eco que fue perdiéndose en mi interior, ahí sucedió algo, una especie de sacudida. Podría ser mi pretexto para salir de todo esto, de esta apatía, del malestar que siento, y pese a ello tengo la sensación de haber recibido una mala noticia. Increíble como se es afectado, trastocado con tan poco. Hacer de “aquello”, seres que pueden destruirnos con un soplo, con 10 palabras o devolvernos el soporte, que sensible se puede ser. Tal vez sea más una fragilidad.
Un miedo gigantesco nubla esa felicidad, que guarda en mi interior.
(la imagen porque me gusta)
sábado, 4 de septiembre de 2010
Arrastrados (fragmento...)
Esa libertad, esa potencia, esa glorificación del ritmo sin ley, van mano a mano, misteriosamente (como en Nietzsche), con la destrucción del espíritu y el oscurecimiento de la razón.
Stefan Zweig, La lucha contra el demonio.
…Corriendo bajo el cielo inmenso, claro y profundo; buscamos con el cuerpo conmocionado, gritando, desgarrando el pecho, ahí donde se dice yace el alma o su jaula, ahí donde el fuego surge incontrolable. Es como un impulso sin aparente explicación, nos vemos forzados a correr detrás de “aquello”, motivo que suscita alarma, insensatez de instante. No importa como se le designe, ni de que manera suceda. Surge, se expande, se apodera del cuerpo y entonces, entonces urgencia, absoluta y plena…
Correr, correr, a campo abierto, abatiendo el viento, mutilando el cuerpo hasta verle deshacerse en tan frenética carrera, no hay metas; el fracaso es inevitable, carece de importancia, su peso ha sido desplazado. Basta el impulso. Sentir las consecuencias. Lanzarse al abismo no tiene un verdadero porque. Fuerza que envuelve las mentes y los cuerpos, un daimon, que forma tan profunda y bella de no-explicar, de sugerir…