domingo, 17 de junio de 2007

Los santos, los cristos, un mundo.

Yo nunca eh sido muy devota a ningún santo en especial, pero si eh tenido particulares contactos con algunos. Hay maneras de verlos, hasta sentirlos, los míos dejan de ser sanadores y agradables, es más dejando de lado a las vírgenes con las cuales mi relación es parecida a las muñecas, los santos y los cristos me dan en ocasiones más que paz y seguridad, miedo y angustia. En un pueblo cerca de San Martín, Puebla, hay un cristo en su féretro de cristal, recuerdo que de chica asistía muy seguido a esa iglesia acompañada por mi abuela. Trataba de no pasar cerca de ese cristo, mi miedo era tal, la imagen de su rostro llena de sufrimiento me asustaba, nunca entendí como las señoras arrodilladas frente a él, pedían, imploraban paz, sanación, bienaventuranza, compasión, aquella imagen tan dolorosa, tan angustiosa. Ya mayor el miedo quedo guardado, pero la intriga floreció. Nunca le pediría un milagro ni favor alguno a una imagen llena de sufrimiento, la sangre desfigurando su rostro, era aquella imagen la que pedía a gritos compasión, ayuda. Hace años que no voy a verlo, no quiero volver a ver ese rostro que implora.

Algo parecido me sucedió cerca de la Merced, en esta ciudad, solía pasar seguido hasta hace poco, por una de sus calles, muy cerca del mercado, para tomar mi transporte. De lado de la acera que gustaba caminar estaba un altar con todo lo que ello implica, rosas a la Virgen de Guadalupe, luces de colores y la imagen de un cristo, si de nuevo, pero esta vez no fue la expresión de su rostro, fueron sus ojos penetrantes, llenos de un odio singular, no era posible sostenerle la mirada, aquel rostro te miraba, te acusaba, o simplemente eres amenazador, te perseguía hasta perderte entre la distancia, la primera vez que lo descubrí mirándome me asuste, con el tiempo preferí cruzar dos veces la calle antes que sostener su mirada o sentirla detrás de mi.

La última de mis relaciones con una imagen fue cuando a mi mamá le dio por ser muy devota del niño de las suertes, el cual tiene un santuario cerca de tasqueña, como soy muy metiche fui con mis papás a visitarlo, la sorpresa fue verlo, detrás de un cristal, recostado de lado, lo particular fue ver descansar su pequeña cabeza sobre un cráneo, y no es que aquel santo no tenga relación y aceptación con la iglesia católica, pero me pareció bastante agresivo un niño, la pureza, inocencia recostada sobre la muerte, yo no sé de esto, pero qué rara es la religión de mis padres.

Claro sin contar con los ya conocidos santos, como, San Martín Caballero, San Judas Tadeo, santo de mi Padre, y la ahora en turno Virgen de la Juquila originaria de Oaxaca, preferida de mi madre. O la virgen de los remedios, el Cristo de Chalma, entre muchos más.

Habría que pensar también, en los no aceptados por la iglesia como lo son: La Santísima Muerte, El Ajo Macho, El Coyote y Júpiter Lucifer, Rey de los Demonios, Juan Soldado, La Santa de Cabora, Jesús Malverde, Pancho Villa, etc…

Una vez vi una capilla de la santa muerte, hermosa y digo hermosa por que era de tamaño real la imagen y vestida de novia y como parece que estoy curada de espanto, termine asombrándome de aquella imagen.

Ya para terminar una pequeña referencia hacia el conocido santo Malverde.

MALVERDE
Voy a cantarles la historia El nunca conoció el miedo

De un hombre muy conocido pues dondequiera robaba
De nombre Jesús Malverde asaltaba diligencias
Un generoso bandido y a los pobres ayudaba

Versos iniciales de “La entrega de Malverde”Hay otros corridos acerca de este hombre del que los historiadores difieren acerca de que si existió en realidad. Como haya sido, existe ahora como santo patrón de los narcotraficantes, con capillas en Sinaloa y otros estados

Agradezco a Pablo su paciencia para escuchar estas historias y su comentario de Malverde, yo no lo conocía.

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