jueves, 11 de noviembre de 2010

Justificaciones...

La necesidad de este libro se sustenta en la consideración siguiente: el discurso amoroso es hoy de una extrema soledad. Es un discurso tal vez hablado por miles de personas (¿quién lo sabe?), pero al que nadie sostiene; está completamente abandonado por los lenguajes circundantes: o ignorado, o despreciado, o escarnecido por ellos, separado no solamente del poder sino también de sus mecanismos (ciencias, conocimientos, artes). Cuando un discurso es de tal modo arrastrado por su propia fuerza en la deriva de lo inactual, deportado fuera de toda gregariedad, no le queda más que ser el lugar, por exiguo que sea, de una afirmación. Esta afirmación es, en suma, el tema del libro que comienza.


Ronald Barthes, Fragmentos de un discurso amoroso.

La cita, la anterior entrada y el vuelco sobre el blog, tienen sus porqués, no es casualidad que escriba en estas fechas. Como rayo fulgurante, desciende el inconsciente y esclarece sólo para empañar los recuerdos y las certezas. La simple certeza, todo le pertenece al pasado y no más búsquedas en el baúl. 

2 comentarios:

Lalo dijo...

Pasado que forjará el presente, muertos que inquietan a los vivos.
vivos que morirían aún por estar solo en tus recuerdos.



Saludos Mónica.

Leo dijo...

Ya se hayan en ellos. Pero como la exuberante selva, se encuentran mezclados. Los fantasmas recorren los días, las horas, cada acto. Convivimos con ellos, pero en ocasiones se presentan tan claramente que inevitable no sentirse sobrecogida.
uN ABRAZO Lalo.