jueves, 14 de octubre de 2010

Vivo con la esperanza... El libro de las ilusiones.


Todos queremos creer en lo imposible, supongo, convencernos de que pueden ocurrir milagros.

Lo que importa no es la habilidad para evitar los problemas, sino la manera en que se enfrenta uno a ellos cuando se presentan.

Sólo había transcurrido año y medio, y quería seguir guardando luto. Lo único que necesitaba era otro proyecto en que trabajar, otro mar donde ahogarme.

No es casualidad que haya dedicado años a la cuestión de Rimbaud. Usted comprende lo que significa volver la espalda a algo.

Piedra azul. Héctor ya había visto esa piedra, y sabía que no existía, que la vida que iban a crear para ellos se basaba en una ilusión.

Fragmentos de El libro de las ilusiones.

Hace un par de semanas que no subo entradas al blog, esto se debe en gran parte a que me encuentro cansada; no de escribir, ni de leer, sino de los sucesos que han ido aconteciendo. Desde la caída de un primo pequeño, la perdida de un conocido, el regreso de un amigo, la perdida de una ilusión, las llamadas inesperadas, el adelanto de la tesis, en fin, un cúmulo de pequeñas miserias cotidianas que han hecho que mis pensamientos sucumban en prioridad de actos concretos.
Recibo endoso de mis tranquilos días anteriores. Pese a ello o mejor dicho gracias a todos esos sucesos, hoy  de alguna forma, de la mejor forma que puedo estar he leído y visto un par de películas,  escrito algunas anotaciones sobre los hospitales. Ya iré dejando cosas en este espacio. Ahora que termino de leer El libro de las ilusiones de Paul Auster, me gustaría comentar algo breve de el.
Más allá de lo bueno, debe serlo si me tuvo atrapada con casi 340 paginas. De Auster y en especifico de esté relato podría decirles que reflexionar una y otra vez sobre los acontecimientos, sobre sucesos que determinan decisiones no es un acto fácil. Nadie se prepara para los acontecimientos, estos suceden, no hay control ni proyección; algunos un poco más precavidos pueden tener mejores formas de afrentar dicho suceso, de hacerle frente, pero cada uno de nosotros está expuesto a sufrir de eventualidades mínimas o de desgracias. Reconstruir los fragmentos de esos acontecimientos es ya una apuesta. Llamaré aquella imagen que se ha ido haciendo muy popular; tirarse al vacío sin medidas de seguridad, lo haré porque la seguridad que se tiene de llegar a buen puerto cuando se reflexiona sobre una gran tragedia o una gran perdida son tan escasas como inexistentes. Negarse sin embargo al riesgo y seguir destino abajo o arriba según parezca, me parece una huída equívoca, llena de justo, lo que se evita, inesperados acontecimientos que cimbren las existencias personales . Si entre el riesgo y evitar hacer algo, no hay distinción sino de rumbos y no de consecuencias, entonces apostemos a reflexionar, predispuestos ya a ser acreedores de sucesos, de tragedias, de perdidas y de muerte. Por lo menos yo lo prefiero

martes, 21 de septiembre de 2010

A nadie...




He de aceptar que Liliana Felipe tiene poca voz, pero la fuerza de la interpretación, la ironía que imprime, la sencillez; el juego de la seriedad y el de la burla, han hecho que adore está canción. Entre el peso y la levedad... 
A veces es bueno querer irse, preferir no hacerlo, forzar los órganos hasta verlos colapsar. Perder no debe ser tan malo y si lo es, quizá sea inevitable. Hasta la contemplación para en algún momento, ¿o no?


jueves, 9 de septiembre de 2010

Tacones... lejanos

Lo que exigen los moralistas a una fotografía es algo que ninguna puede hacer jamás: hablar. La voz ausente es el pie y se espera que diga la verdad. Pero aun un pie absolutamente preciso es sólo una interpretación, necesariamente limitada, de la fotografía que acompaña.
Susan Sontag, Sobre la fotografía

La anterior imagen, que, literalmente -robé- de una pagina de fotógrafos españoles, despierta un atractivo difícil de explicar o de formular coherentemente. Así me gustan las fotografías, sugerentes, en especial las que sugieren decadencia, ahí donde se puede completar la historia, una narración que surge apenas visible. ¿Quién habita esos tacones?, ¿hombre, mujer?, ¿cuál será su rostro, vivaz o maltrecho?, ¿qué historia guardará aquel bolso?...


Como me gusta ver una y otra vez está imagen, como se escapa de mi, para habitar ese pasado, un tiempo anterior que se hace presente, capturado en este espacio y en otros tantos. Imaginar, suponer, falsear, mentir, inventar, que importa lo que hagamos de esa imagen, si ya está aquí, para ser lo que sea, lo que a ti y a mi se nos venga en gana. 

martes, 7 de septiembre de 2010

Escuchando...


Hoy tengo ganas de arañarte la cara, picarte el costado, sacarte lo bravo. Saca la garra, echemos un tiro, te arrastro en el piso, hasta que pidas auxilio… Lo siento soy yo, lo siento soy yo, hoy no es mi día...

San Pascualito Rey

Re-descubriendo el viejo disco de San Pascualito Rey, una maravilla. Amargosidad amorosa, es hora de sacar las galletas de animalitos e intentar suicidio (de ingesta), o mejor, disfrutar el disco Sufro,sufro,sufro, hasta su última nota. Dejemos que la melosidad “ruda” invada el espacio.

De regreso a ti, querido blog. Sin saber quiero, llego, me instalo, habito.

lunes, 6 de septiembre de 2010

Eugenia León "PERO NO TE EXTRAÑO" de Liliana Felipe

Porque amo esas dos canciones, y porque tengo una noche tan larga y álgida hoy...


Pero no te extraño, deben ser los años o los desengaños...
Liliana Felipe


Podría ser peor...

La noche–pensó–. Paso a paso en la noche voy a meterme conscientemente en la trampa sólo por miedo de morir solo en la noche.

Onetti, Para esta noche.

Sin duda he ido dejando todo, es extraño como he ido desprendiéndome de lo que por lo menos hasta hace un año “me importaba”. He recibido está tarde un mensaje de no más de 10 palabras. Cada uno hizo un eco que fue perdiéndose en mi interior, ahí sucedió algo, una especie de sacudida. Podría ser mi pretexto para salir de todo esto, de esta apatía, del malestar que siento, y pese a ello tengo la sensación de haber recibido una mala noticia. Increíble como se es afectado, trastocado con tan poco. Hacer de “aquello”, seres que pueden destruirnos con un soplo, con 10 palabras o devolvernos el soporte, que sensible se puede ser. Tal vez sea más una fragilidad.

Un miedo gigantesco nubla esa felicidad, que guarda en mi interior.

(la imagen porque me gusta)

sábado, 4 de septiembre de 2010

Arrastrados (fragmento...)


Esa libertad, esa potencia, esa glorificación del ritmo sin ley, van mano a mano, misteriosamente (como en Nietzsche), con la destrucción del espíritu y el oscurecimiento de la razón.

Stefan Zweig, La lucha contra el demonio.

…Corriendo bajo el cielo inmenso, claro y profundo; buscamos con el cuerpo conmocionado, gritando, desgarrando el pecho, ahí donde se dice yace el alma o su jaula, ahí donde el fuego surge incontrolable. Es como un impulso sin aparente explicación, nos vemos forzados a correr detrás de “aquello”, motivo que suscita alarma, insensatez de instante. No importa como se le designe, ni de que manera suceda. Surge, se expande, se apodera del cuerpo y entonces, entonces urgencia, absoluta y plena…

Correr, correr, a campo abierto, abatiendo el viento, mutilando el cuerpo hasta verle deshacerse en tan frenética carrera, no hay metas; el fracaso es inevitable, carece de importancia, su peso ha sido desplazado. Basta el impulso. Sentir las consecuencias. Lanzarse al abismo no tiene un verdadero porque. Fuerza que envuelve las mentes y los cuerpos, un daimon, que forma tan profunda y bella de no-explicar, de sugerir…