domingo, 9 de marzo de 2008

VOLVIENDO A LEER SOBRE CIORAN

Hay experiencias a las que no se puede sobrevivir. Experiencias tras las cuales se sienten que ya nada puede tener sentido. Después de haber conocido las fronteras de la vida, después de haber vivido con exasperación todo el potencial de esos peligrosos confines, los actos y los gestos cotidianos pierden totalmente su encanto, su seducción. Si se continua sin embargo viviendo, es únicamente gracias a la escritura, la cual alivia, objetivándola, esa tensión sin limites. La creación es una preservación temporal de las garras de la muerte.

Siento que me hallo al borde de la explosión a causa de todo lo que me ofrecen la vida y la perspectiva de la muerte. Siento que muero de soledad, de amor, de odio y de todas las cosas de este mundo.

…Se dilata uno interiormente hasta la locura, más allá de todas las fronteras, al margen de la luz, allí donde ella es arrancada a la noche; se expande uno hacia una plétora desde la que un torbellino salvaje nos proyecta directamente en el vacío. La vida crea la plenitud y la vacuidad, la exuberancia y la depresión; ¿qué somos nosotros ante el vértigo que nos consume hasta el absurdo?...

Cuando sentimos que morimos de soledad, de desesperación o de amor, las demás mociones no hacen más que prolongar ese séquito sombrío.


E. M. Cioran, En las cimas de la desesperaciòn


¿Me hará falta un Cioran posmoderno, a quien acudir?
Que no sea un psicólogo, o un psicoanalista, que sea un hombre tan agrio, tan despreocupado y al mismo tiempo tan apasionado.
Leo sobre él, sobre su vida, sus respuestas, sus costumbres, en fin. Me sorprende apegarme a él, como a un padre, que me gustaría tener, con el cual pueda hablar alguna vez.
Hay días en que imagino que Cioran, el mismo que un día redacto “En las cimas de la desesperación” me abraza y yo en la más inconveniente actitud me suelto a llorar, desesperada, infantil, absurdamente, y él me consuela tan amablemente, como hasta ahora sus palabras.
Tal vez eso hable más de una necesidad, que de un deseo.
Sin embargo cada día me es más difícil leerlo, pues cada una de sus palabras cae del consuelo al acto de herirme. Sus voz fosilizada en páginas, me lastiman tanto como mis miedos, porque en ellas se inscriben las mías, como pathos (padecimientos).




2 comentarios:

ALBERTO dijo...

Hola Mónica, como estás?. Me llamo Alberto, ysoy de Argentina.
Te cuento que me apasiona Cioran, como a vos, tanto que tengo todos sus libros. Me parece que el mejor está entre el aciago demiurgo, breviario de podredumbre y en las cimas de la deseperacion, que opinas?. Te mando un beso desde argentina.

Leo dijo...

Hola Alberto, vaya que es un sorpresa leerte, no me había percatado de tu comentario, y ahora dandole una revisión general al blog me topo con esto, pues mira no tengo libro favorito en realidad tengo aforismos que me gustan más que otros, Cioran es sin duda un personaje y mientras más lo leo mas lo amo (con lo que ello implica, odiarlo, quererlo, desearlo, etc.), y vamos temo que algún día voy a confrontarlo, eso espero.

En fin pues gracias por pasar por el blog espero que leas la respuesta y abrazos desde México.