jueves, 27 de agosto de 2009

Citando a Duras y una nueva Marguerite

Sigo con la fiebre de está autora y sin darme cuenta he leído más de 7 obras de ella y tres más que aún no termino. No estoy segura si eso es demasiado o no, pero es mucho más de lo que suelo leer para un solo autor.

Hoy he terminado una bella historia llamada; Emily L. de mi admirada Duras. Les dejo una carta tan fuerte y tan desdichada que extraje de la novela y unas citas que resumen la atmósfera de aquel bar a la orilla del mar, de esos rostros, de esas historias que entre diálogos entrecortados; desvanecidos en la luz tenue, corre el tiempo de partida fundando miradas ya casuales y nunca desapasionadas.

"He olvidado las palabras para decírtelo. Las sabía, y las he olvidado, y aquí le hablo en el olvido de esas palabras. Contrariamente a todas las apariencias, no soy una mujer que se entregue en cuerpo y alma al amor de un solo ser, ni siquiera a aquel que más quiere en el mundo. Soy un ser infiel. Me gustaría mucho encontrar las palabras que había guardado para decirle esto. Y he aquí que me acuerdo de algunas. Quería decirle lo que creo, que había que conservar siempre ante uno –he aquí la palabra, me acuerdo- un lugar, una especia de lugar personal, eso es, para estar solo y para amar. Para amar no se sabe qué, ni a quién, ni cómo, ni cuánto tiempo. Para amar –he aquí que de pronto me acuerdo de todas las palabras...- , para conservar en sí el lugar de una espera, nunca se sabe, de la espera de un amor, de un amor quizá sin destinatario todavía, pero de esto y sólo de esto, del amor.

Quería decirle que usted era esta espera. Usted se ha convertido por sí solo en la cara exterior de mi vida, aquella que nunca veo, y así permanecerá, en el estado de este desconocido por mí en que se ha convertido. No me conteste nunca. No conserve esperanza alguna de verme, se lo suplico.

Emily L. "

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