viernes, 31 de julio de 2009

Hasta el ultimo trago... CORAZÓN


“ duermo cuando tengo sueño, no cuando se debe”

parafraseando a Chavela Vargas

Está vez toca una película, y habrá que darle los honores al documental del director Beto Gómez, que nos regaló un largometraje tan rico en sus sonidos que varios momentos a uno se le pone la piel chinita. Mujeres a las que se les dan el micrófono y una cámara, lo suficiente para que ellas hablen, digan, canten. Que fantástico es escucharlas, verlas, ellas tan distintas, Lila Downs, Chavela Vargas, Chayito Valdés, entre otras voces femeninas que cantan con fuerza y que hablan con muchas más. Dicen, argumentan, en direcciones tan distintas, se contradicen y sugieren ya nuevas formas de tratar los temas; la muerte, la vida, México, su formación, la música. Y a uno no le queda más que llenar de aire el pecho respirar profundamente y sonreír como tonto frente a la gran pantalla y el cuarto negro.

Nunca he sido una férrea feminista, y en todo caso me inclino por el llamado feminismo de la diferencia.

En fin buena película, hay de donde escoger en la cineteca, quien pueda, no olvidar ver Reprise y la cartelera de agosto esta por ponerse muy bien. Casi olvidaba mencionar que en el; Hasta el ultimo trago... Corazón, si hay algo que se disfruta de sobre manera es la selección de temas musicales, yo me pronuncio por la Bruja, que suena desde la voz de Eugenia León.

me agarra la bruja y me lleva al cerrito

me vuelve maceta y un calabacito,

que diga y que diga y que dígame usted

cuantas criaturitas se ha chupado ayer,

ninguna, ninguna, ninguna lo se

yo ando en pretensiones de chuparme a usted.

Y hablando de mujeres y películas, sería imperdonable no mencionar la Vida en rosa, obra que retrata la vida de una de las cantantes más apasionadas del francés, EDITH PIAF , una recomendación sin duda sin pierde, ninguna de las dos tienen porque ser una mala elección.

martes, 28 de julio de 2009

Tal vez las facciones se acentúen con la edad, y mi afición siempre ha sido el silencio.
Chesterton

lunes, 27 de julio de 2009

Mala noche

Sentirse mal es un derecho y debajo de los sucesos que no quiero pensar ya, se levanta un eco de lágrimas sucias y tristes. La queja no es menos pueril, pero ¿qué no lloramos sólo de cosas pueriles? el drama de todo hombre se reduce a los sin sabores de sus días, de sus amores, sus deseos, frustraciones y complejos por dejar de ser lo que ya es. Anda pues corazón maltrecho, llora y lava tus culpas si es lo que quieres hoy, mañana no vas a tener tiempo de recogerte en la soledad.

Mon

Lizalde el poeta Tigre


Acerca del homenaje al poeta Eduardo Lizalde, del cual tuve oportunidad de escuchar una noche sus poemas desde el balcón del centro cultural España, ahí conocí parte del poemario “El tigre en la casa”. Hubo un pequeño poema que sin duda me encantó, aun no lo he podido localizar más por decidía que por falta de información. Pero dejo fragmento de una entrevista del autor, un atinado comentario de aquellos que escriben, porque cada uno, en algún momento se cuestiona si hay algo en ese entramado de palabras que de verdad valga la pena y de no ser así preguntarse si ese carácter no nos interesa. Y además les dejo un poema del autor.

"Encontrar la propia voz es la angustia permanente del poeta, llevar a la plana en blanco algo que merezca la pena ser publicado sin agregar simplemente tinta al bosque formidable de páginas impresas detrás de nosotros, es el drama constante del poeta", señala Lizalde.

Poema El Tigre de Eduardo Lizalde

Hay un tigre en la casa


que desgarra por dentro al que lo mira.


Y sólo tiene zarpas para el que lo espía,


y sólo puede herir por dentro,


y es enorme:


más largo y más pesado


que otros gatos gordos


y carniceros pestíferos


de su especie,


y pierde la cabeza con facilidad,


huele la sangre aun a través del vidrio,


percibe el miedo desde la cocina


y a pesar de las puertas más robustas.

Suele crecer de noche:


coloca su cabeza de tiranosaurio


en una cama

y el hocico le cuelga

más allá de las colchas.


Su lomo, entonces, se aprieta en el pasillo,


de muro a muro,


y sólo alcanzo el baño a rastras, contra el techo,


como a través de un túnel

de lodo y miel.


No miro nunca la colmena solar,


los renegridos panales del crimen

de sus ojos,


los crisoles de saliva emponzoñada

de sus fauces.

Ni siquiera lo huelo,


para que no me mate.

Pero sé claramente

que hay un inmenso tigre encerrado

en todo esto.

miércoles, 22 de julio de 2009

Historias de media noche

Una carta llegó el martes.
Debajo de la puerta ella encontró un sobre blanco con tan sólo su nombre en el frente. Colocó el bolso y el sobre en la mesa, fue por agua, bebió, apuro al sanitario; se tumbó en la cama cerrando los ojos, recordó que aun no habría aquella carta.

Abertura del sobre...
Minutos después escucha un disco que le regalaron, suena en el espacio la batería y un bajo con voces mudas que se se han ido apagando, hasta quedar en murmullos que se repiten en la mente.

Lee de nuevo el contenido de la carta, no lo comprende, teme que se hayan equivocado en la entrega.

....Se diría que la educo musicalmente, que había dejado vestigios tan hondamente que no se descubrieron sino mucho tiempo después y la conexión entre esos sucesos y su paso extinto en los ayeres; no se dio sino por el azar.

De cualquier manera ya no estaría ahí para darse cuenta y a modo de esfuerzo mundano, seguía como fantasma de día filtrándose en detalles impredecibles. Había penetrado por oídos, olores e imágenes; había poblado su cuerpo. Irse sería un milagro y los milagros no existen...

No había firma y ella no sabía a quien adjudicarle esas declaraciones que sin saber porque, le pertenecían. Fue a dormir ya muy tarde, y en un sueño que jamás recordó; el quién se develo y el disco sonó otra vez.
Por la mañana se tomó un café y trato de recordar sus sueños, en vano intentó, por fortuna ya sabía el quién y a que música se refería. Volvió a darle play y Nojazz elevo sus sonidos hasta perderse como siempre en sus pensamientos.

Ignoro las respuestas por que ya las sabía, adivinarlas era un juego, pronunciarlas un error.
Mon

lunes, 20 de julio de 2009

Antes de dormir....

Antes de morir en sus labios , la risa se le murió en el corazón.

Y es que aquel disfraz no lo disfrazaba: lo revelaba.

El filósofo ama, a veces, lo infinito; el poeta ama siempre lo finito.

Chesterton

El hombre que fue jueves



...bien puede ser que, en esta noche de nubes fantásticas y de colores terribles, la tierra haya dado de si semejante monstruo: un poeta de las conveniencias.

G. H. Chesterton

Un ejemplar que no costo más de 30 pesos debido al descuento de estudiante, con un prologó exquisito de Alfonso Reyes, y un relato alucinante de misterio. Sin duda una de mis mejores lecturas en estos días, ahora mismo confío en reanudar otra de Duras, pero haberse detenido en Chesterton es un gusto, los relatos de misterio que llevan la fantasía de creer todo cuanto se diga. Me parece que hoy ese estilo del que hace uso Chesterton ha derivado en malos cuentistas que abusan de la formula; la historia que vuelca en vertiginosa e ingeniosa forma, la apuesta por hacer de esos datos insignificantes las conexiones primordiales para descubrir la verdad. La incertidumbre y esa hambre que hace que los lectores apuremos cada pagina.

Sin embargo pocos como Chesterton y algunos otros escritores logran que tal sensación se arremoline libro tras libro, historia tras historia como lo novedoso y lo infatigable.

Les recomiendo ampliamente a Gilbert Keith Chesterton, El cajón de cuentos, El poeta y los lunáticos, de la editorial Panamericana es tan agradable debido a que es un libro dirigido a niños con ilustraciones y no menos meritorio, El hombre que sabia demasiado es otro de los relatos con los que he podido disfrutar a este autor.

Hablando de autores que fascinan otra recomendación es sin duda E.T.A. Hoffmann y algunos de sus cuentos, que si bien no se mueven en el mismo orden que los de Chesterton si impera en ellos una imaginación desbordante, en uno con seres fantásticos que conviven entre nosotros, en el otro misterios de acertijos que descifrar, datos que recordar; y en ambos con ese lenguaje tan vivo como exuberante.

Y así como Alfonso Reyes diría:

“No sea, que entre mis análisis, tenga que soltar aquí y allá algunos secretos del enigma, que pongan sobre aviso al lector, y me pase así – sin desearlo- lo que a esos hombres mal educados que andan a toda hora diciendo verdades inoportunas, y ahuyentando todas las sorpresas gustosas de la vida.”