Acerca del homenaje al poeta Eduardo Lizalde, del cual tuve oportunidad de escuchar una noche sus poemas desde el balcón del centro cultural España, ahí conocí parte del poemario “El tigre en la casa”. Hubo un pequeño poema que sin duda me encantó, aun no lo he podido localizar más por decidía que por falta de información. Pero dejo fragmento de una entrevista del autor, un atinado comentario de aquellos que escriben, porque cada uno, en algún momento se cuestiona si hay algo en ese entramado de palabras que de verdad valga la pena y de no ser así preguntarse si ese carácter no nos interesa. Y además les dejo un poema del autor.
"Encontrar la propia voz es la angustia permanente del poeta, llevar a la plana en blanco algo que merezca la pena ser publicado sin agregar simplemente tinta al bosque formidable de páginas impresas detrás de nosotros, es el drama constante del poeta", señala Lizalde.
Poema El Tigre de Eduardo Lizalde
Hay un tigre en la casa
que desgarra por dentro al que lo mira.
Y sólo tiene zarpas para el que lo espía,
y sólo puede herir por dentro,
y es enorme:
más largo y más pesado
que otros gatos gordos
y carniceros pestíferos
de su especie,
y pierde la cabeza con facilidad,
huele la sangre aun a través del vidrio,
percibe el miedo desde la cocina
y a pesar de las puertas más robustas.
Suele crecer de noche:
coloca su cabeza de tiranosaurio
en una cama
y el hocico le cuelga
más allá de las colchas.
Su lomo, entonces, se aprieta en el pasillo,
de muro a muro,
y sólo alcanzo el baño a rastras, contra el techo,
como a través de un túnel
de lodo y miel.
No miro nunca la colmena solar,
los renegridos panales del crimen
de sus ojos,
los crisoles de saliva emponzoñada
de sus fauces.
Ni siquiera lo huelo,
para que no me mate.
Pero sé claramente
que hay un inmenso tigre encerrado
en todo esto.
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