domingo, 13 de diciembre de 2009

De vacaciones navideñas o de las plumas y los ojos que me acompañan.


La palabra escrita me enseño a escuchar la voz humana un poco como las grandes actitudes inmóviles de las estatuas me enseñaron a apreciar los gestos. En cambio, y posteriormente, la vida, me aclaró los libros.

Marguerite Yourcenar

La consigna de las siguientes semanas, hacer algo más que leer; escribir.

Pretensión dos, leer hasta agotar existencias del librero (tarea engañosa).

De ojos que ven, corazón que siente... Ingmar Bergman, más allá de lo que yo pueda decir acerca de este eminente director, me detendré a comentar su trabajo en Gritos y susurros, (recomendación de Jaime), film fino que narra a 4 mujeres, que las narra de forma increíble. Es eso que Ingmar lleva en sus trabajos, no sólo una propuesta visual sino una historia que muestra los recovecos y las contradicciones propias del amor, el amor fraterno. La gran tragedia familiar de amor odio, un amor odio femenino, en el que el erotismo se instala en una mujer y la muerte que la cobija como una madre lo haría. Me quedó con aquella imagen de la mujer calida, de la abundancia y la fertilidad, abrazando a momentos sugiriendo amantar a la otra mujer, frágil, enferma, delirante y muerta. Dos naturalezas que se mecen en un cuarto.

Por otro lado he seguido mis lecturas de Amos Oz y he iniciado una nueva novela de Yoshimoto Banana, en la cual comienzo a creer que esta mujer sufre tanto con el sueño como yo, y no es precisamente por no dormir. Ya iré comentado el libro que me parece formidable, pese, a que la crítica, la describe como superficial y comercial. Por ahora hasta aquí, entre reuniones, fiestas y un grato encuentro con alguien lindo. Resta poco tiempo para otras actividades.

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