lunes, 7 de diciembre de 2009

Insomnio # 1

Tenia los ojos limpios, radiantes, luz maravillosa que la cubría nuevamente. De aquel llanto sólo el brillo quedaba, el rostro lustrosa ventana que mecía la tristeza en sus ojos. Como el poeta que celebra cuando ella llora.

Su cuerpo se tornaba limpio. Suave se acaricio el vientre, un gesto de consolarse a sí misma. Habían tantas huellas de batallas en el, aquella cueva oscura que fue removida por viejos amores. El cabello se le enredo sobre sus pechos mansos y desnudos. Ella miraba el techo como se mira un cielo limpio y estrellado. Una mano recorre su cuerpo desde tiempos viejos, que se han olvidado contarse. Sea incorporado de su lecho, busca al sujeto de la mano, encuentra el lugar solo y frío, no lo reconoce. No logra capturar con una sola mirada el espacio entre ella y ella, no puede, siente su cuerpo hasta entonces olvidado, se refugia en el, se prende de su cuerpo como única prueba de su existencia. Se ha quedado callada y sola, suelta un quejido apagado. Llora nuevamente hasta perder la consciencia.

Cuando despierte: como en aquel fabuloso cuento de Monterroso y sus derivados, el dinosaurio ya no estará allí.

Mon...


Humor de color... azul, púrpura, gris... tonalidades, clavados en matices.

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